El verano de Natalio no estaba siendo nada fácil. Tras el tremendo varapalo del descenso del Tenerife a Segunda B (tercero del delantero castellonense en cuatro años), su situación era totalmente inviable en el club isleño, que no podía asumir su ficha y lo había incluido en un ERE.
Finalmente, el que fuera nueve cadista ha encontrado sitio en el Numancia, donde espera que le vaya mejor que en los últimos años