Contento como unas castañuleas debe estar Diego Ramírez. El equipo de su localidad natal, el Atlético Sanluqueño, en el que jugó a primeros de la década pasada, consiguió el pasado mes el ascenso a Segunda B.
Eso le ha dado, además, la puerta de volver al conjunto verdiblanco, tras una buena campaña a nivel personal en el Toledo, que aún así, descendió a Tercera