Nadie sabe muy bien cómo, pero lo cierto es que el Cádiz ha vuelto a caer al infierno de la Tercera División, algo que nadie podía pensar pero que es una realidad.

Toca levantarse y recuperarse lo antes posible, porque este descenso, si se alarga en el tiempo, puede hacer peligrar muy mucho la viabilidad económica de la entidad.

Márquez Veiga, que lleva casi una década al frente del Cádiz, se queda desolado. Las críticas de la prensa son ferocísimas, y olvidan lo mucho que ha hecho el presidente gallego para que el club saliera adelante. Así pues, el de Vigo, temiendo que la entidad caiga en el abandono y el caos si lo deja en plena estacada en un momento tan duro, reúne a toda la prensa, y pide un año de gracia, en el que promete devolver al equipo a la categoría de plata, y, restablecido el equipo en su mínimo lugar, dejar camino libre para aquellos que quieran ocupar su puesto. La "tregua" se firma.

Con la crisis todavía caliente, toda la directiva dimitida, Veiga sigue adelante y antes del 30 de junio ya tiene nuevo entrenador. Se trata de León Lasa, con amplio historial como jugador, pero todavía inexperto en los banquillos (sólo ha dirigido a Riotinto y Alcoyano). La prensa lo recibe con muchas reservas, y no disimula su disgusto por haber sido contratado tan rápido. Lo cierto es que entonces, como ahora, algunos acostumbraban a pretender que toda información pasara antes por sus manos que por la de nadie más.

Como puede imaginarse, la limpia en el vestuario es total, sobre todo tras los muchos fichajes que se hicieron la pasada campaña en el tramo final, buscando evitar un descenso que estaba ya escrito. Llegan Beni, Claudio, Jeromo, Roldán, Ortega II, Pedrito, Dourado, aunque sin duda, el jugador más notable de los que debutan este año es un jovencísimo Paco Baena, al que la caída a Tercera le abre las puertas de una carrera espectacular.

Desde el primer partido la escuadra amarilla y azul impone su demoledor dominio. La diferencia con el resto de los rivales es insalvable, y Lasa y sus pupilos empiezan a enganchar a una afición que había quedado totalmente desilusionada. En todos los campos a los que viaja el Cádiz se ven aficionados amarillos que siguen a los suyos.

El conjunto cadista rompe todos los registros posibles: pierde un único partido en toda la liga, saca doce puntos al segundo (seis victorias), máximo goleador y menos goleado (sólo 11 tantos en contra en 38 partidos). Mejor imposible.

La inercia del equipo es tan positiva, que hasta en Copa se obtienen resultados históricos. Mérida, Tarrasa y todo un Sporting de Gijón sucumben a la apisonadora gaditana, y no es otro que el histórico el Ath. Bilbao el que deja en la cuenta a los de Lasa, con mucho sufrimiento (los bilbainos, que terminaron aplaudiendo a los andaluces, superaron únicamente por un gol el global de la eliminatoria, con la vuelta en San Mamés).

Márquez Veiga permanece en la sombra toda la campaña, y no saca pecho cuando el equipo es un tornado que asola a sus rivales. De "repente", la prensa local vuelve a reconocer su labor como presidente amarillo.

La promoción empareja a los cadistas con todo un Racing de Santander. El duelo de la promoción es durísimo, en contraste con la relativa tranquilidad de toda la liga regular.

El partido en Carranza finaliza con el resultado inicial, y todo queda para el partido de El Sardinero. Sin duda va a ser un encuentro a cara de perro, y habrá que sufrir lo indecible. Ortega II marca un gol histórico que significa el 0-1. En el segundo tiempo los visitantes tienen un penalti a su favor, que parece que será la sentencia. Pero el Cádiz, fiel a su estilo, mantiene la tensión hasta el final: Acedo falla la pena máxima, lo que envalentona a los montañeses, que se echan arriba buscando el empate que los mantenga vivos (todavía no se ha instaurado la norma de valor doble de goles a domicilio). Pero no fue posible: como el resto del año, defensa y portero son un cerrojo infalible, y el duelo termina con el reseñado 0-1. El Cádiz lo ha conseguido, está de vuelta en Segunda.

El presidente cumple su promesa: presenta la dimisión nada más terminar el partido en Santander, y no llega tan siquiera a estar presente en las celebraciones del retorno a Segunda, harto de tanta hipocresía y tanta ingratitud. Perdía el Cádiz a un gran presidente que mereció mayores logros.

Finalmente, no podemos dejar de mencionar la actuación en Copa del cuadro amarillo, de verdadera fantasía. Tras eliminar al Mérida (remontando en casa un 0-2 adverso convertido en 3-2), al Terrassa en tercera ronda, y luego al Sporting (que fue campeón de Segunda), le llegó todo un regalo en dieciseisavos, ya en mayo (con la liga terminada), en la que nos enfrentamos al Athletic (entonces Atlético) de Bilbao, que había sido subcampeón de liga. Los vascos sólo pudieron empatar en Carranza. En San Mamés se ponían 2-0 pero un gol de Ortega II faltando más de veinte minutos disparó todas las alarmas en los rojiblancos. Los cadistas merecieron más suerte y forzar un partido de desempate que finalmente no se produjo, pero que no empañó la brillante actuación de los amarillos en el torneo copero.