El Cádiz está asentado en la categoría, y toca empezar a pensar en cotas mayores. Esa es la intención del presidente Vieria Aguilar, que un año más, renueva el equipo.
Empieza por el banquillo, donde ha dejado un gran vacío la marcha de un mítico como Santiago Núñez. Intentará cubrirla Valdor Sierra, pero lo cierto es que no tendría suerte.
Son numerosos los fichajes que hace el club esta temporada, muchos de ellos con color carbayón: Aloy, Carracedo y Durán llegan procedente del Real Oviedo. Además, se incorporan, entre otros, García Verdugo (que habría de alcanzar cotas mucho más altas en Primera en próximos años), y un jovencísimo Manolín Bueno, ante su excelente nivel en el Balón de Cádiz, firma como profesional. Soroa, Ledesma y Pallás completan el capítulo de altas.
Aunque el fichaje más destacado esta temporada, por el importante papel que tendría (y que ahora explicaremos) es el de Julián Arcas, jugador absolutamente mítico en el Espanyol, donde ha marcado casi 100 goles en diez años, y que ya vistió los colores amarillo y azul en una cesión once años antes.
La marcha del equipo en los primeros partidos es desastrosa. Tras la abultada victoria de la primera jornada (4-1 al Córdoba), los amarillos no suman victoria alguna en los siguientes ochos encuentros. Caen incluso sanciones a algunos jugadores, por irse de fiesta tras la derrota en Tenerife de la tercera jornada y ningunear al entrenador. Está claro que Sierra no puede controlar su vestuario.
Tras una durísima goleada en Elche (6-0) y con el equipo como colista (ya lo era antes de este vergonzoso resultado) el preparador Sierra presenta su dimisión, que es aceptada de inmediato por la directiva.
Mientras se llevan a cabo varias negociaciones con diversos entrenadores (Camilo Liz es la primera opción, pero su contrato con el Portuense se lo impide), el exjugador Antonio Fernández, segundo entrenador, se hace cargo del equipo. Con el Antequerano, el equipo reacciona, ganando dos partidos en casa y empatando en Elda. Ninguna de las negociaciones fructifica y eso alarga la labor Fernández en el banquillo.
Finalmente, la directiva decide arriesgar y otorga la batuta a Julián Arcas, que pasa así a simultanear sus funciones de jugador y entrenador. El exespañolista imprime otro carácter al equipo, y los resultados mejoran en poco tiempo.
De ocupar puestos de descenso, el club terminó ocupando un más que meritorio séptimo puesto, que eludía cualquier peligro de descenso. Vieira y su equipo lo tienen claro y ofrecen la continuidad a Arcas para que ocupe el banquillo amarillo, pero el almeriense decide regresar a Barcelona, donde tiene su familia y sus negocios, para decepción de la parroquia amarilla.
CREACIÓN FICHA: 08/01/2009
ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN: 19/12/2017
VISITAS: 15414