Y como no podía ser de otra manera...¡sufriendo hasta el final! Aunque la posibilidad era remota, el Cádiz llegó en esta temporada a la última jornada sin haberse asegurado quedar libre de la promoción de descenso a Tercera. Aunque vayamos paso a paso.

Este año puede recordarse por muchas cosas. Las iremos desarrollando cronológicamente.

En primer lugar, vuelve por estos fueros Santiago Nuñez. Jugador-entrenador del mítico Cádiz del grupo V, Ramón Cilleruelo lo ficha ya como preparador experimentado, que ha tenido ya bastante éxito en los banquillos, entre otros, del Atco. Tetuán o el España de Tánger, del que procede. El técnico trabajó sin contrato (con el riesgo que eso conllevaba en caso de malos resultados) hasta bien entrado octubre, lo que habla bien a las claras de clase y señorío.

La llegada del técnico condiciona sobremanera la plantilla: ese año Marruecos deja de ser protectorado nacional, y sus equipos dejan de participar en la liga española. Como consecuencia, son muchísimos los jugadores que se "exilian" de vuelta a casa, y muchos de ellos intentan buscar acomodo lo más cerca posible. Esto propicia que lleguen este año al club amarillo muchísimos jugadores procedentes del último banquillo de Nuñez: García Ojeda, Adolfo Bolea, Lorente, Del Pozo, Pedro Domínguez, Granados,...Como puede verse, la lista es larga, y contiene nombres que hoy son ilustres figuras de la centenaria historia cadista.

Aunque sin duda, lo que será el bombazo del verano previo al inicio de la competición es el abandono de Juan Ramón Cilleruelo del sillón presidencial. Ya el 10 de junio la prensa publica lo que parece un rumor infundado, ya que el mandamás no tarda ni un día en desmentirlo. Sin embargo, terminó por demostrarse que la noticia publicada tenía mucho fundamento: un mes después, el que fuera creador del Trofeo Carranza, se despide del club y de la afición.

Ante la crisis abierta (se está configurando la plantilla), la junta provisional nombra con carácter urgente a Julián Arana como nuevo presidente. El navarro, que ya había dirigido los designios del club diez años antes, vuelve a ponerse a los mandos. Otro expresidente, Vicente del Moral, es nombrado segundo de a bordo.

Con la contratación de Paquito Belizón (toda una institución en el San Fernando), el madridista Montejano, y la cesión por parte del Sevilla de tres jugadores (Liz II, Guerra y Soto) el Cádiz parece haber formado una potente plantilla, que si bien no está llamada aún para intentar el asalto a Primera, a priori, no debería pasar apuros para asentar a la entidad en la todavía reciente categoría adquirida.

Tras una victoria inicial frente al Hércules, el Cádiz sufre dos dolorosos reveses: un "set" en blanco frente al Levante (6-0) y una derrota en casa frente al San Fernando. La escuadra cadista, como habría de ocurrirle en los años por venir, se mostraba nulo en sus partidos a domicilio. En toda la temporada, sólo se registró una victoria lejos de Carranza: en La Viña frente al Hércules. Así, cualquier despiste en casa (y fueron varios) era imposible de recuperar.

Para colmo, el club se vio envuelto en un escándalo con la Federación, que a buen seguro no le hizo ningún bien.

Al final de la primera vuelta, en la visita al Puente Genil (que se jugó en Córdoba) el jugador amarillo Liz II, en un encontronazo fortuito con el portero rival, deja a éste lesionado, y ha de ser trasladado al hospital. En un primer momento no parece grave, pero tras las informaciones dadas por el club cordobés, la Federación expulsa a Liz para todo lo que resta de temporada.

Esto levanta una tremenda polvareda, ya que el jugador sevillista estaba siendo pieza clave en el esquema de Nuñez. La prensa habla incluso de una campaña anticadista orquestada por la Federación. Sucesivas sanciones (como la de seis partidos a Gómez Carrillo) no hacen sino alimentar ese clima de crispación. Mientras tanto, el equipo no encuentra su juego, y deambula por los lugares medios de la tabla.

Una goleada sin paliativos ante el Málaga, en la penúltima jornada, deja al Cádiz con los deberes por hacer para el último partido. Los amarillos deben ganar si no quieren estar dependiendo de terceros para eludir la promoción. El club es un auténtico desastre: Julián Arana dimite como presidente antes de este definitivo encuentro, que es nada menos que en Carranza frente al Real Murcia. Muchos no quieren ni pensar que se pueda repetir un drama como el que se vivió quince años antes, con esos mismos protagonistas, en el duelo decisivo del archiconocido grupo V.

Por fortuna, esta vez los amarillos se tomaron merecida venganza, y noquearon a los pimentoneros por 5-2, en el que posiblemente fue el mejor partido de los cadistas en toda la temporada, que se daba así por finalizada, con el menor de los males.