Regresa el Cádiz a la Segunda División, tras su segunda mejor etapa en Primera hasta el momento, donde se había conseguido vencer por primera vez a domicilio en Liga al Athletic (dos veces), Real Madrid, Barcelona o Sevilla entre otros; el gol 500 en Primera obra de Roger en el Metropolitano o un capítulo más en las historias de las salvaciones con la de 2022 en Vitoria.

En su retorno a Segunda, sin embargo, se obtiene un pobre decimotercer puesto, propiciado en gran medida por una aciaga primera vuelta con Paco López al mando, donde se coqueteó demasiado con el descenso, y nunca se estuvo en puestos de playoffs o de ascenso en toda la liga.

Y es que el equipo que había descendido distaba mucho de realizar gestas parecidas, como demuestra ese 6-1 en Almería con que se despedía de la categoría en Primera. Los síntomas de una plantilla desgastada eran más que evidentes y la frustración de la afición palpable. Se demandaba un lavado de cara de la plantilla dirigidos por un entrenador con identidad.

Lo del entrenador se resolvió relativamente pronto. Una semana después del final de liga y después de barajarse nombres que no terminaban de convencer a todos, finalmente fue Paco López el elegido, toda una primera opción, una decisión aclamada muy positivamente por todos. Había entrenado al Levante en Primera durante tres años (2018-21) y ascendiendo al Granada a la máxima categoría en la 22-23, y aunque fue destituido a mediados de la siguiente, ya en Primera, su fichaje fue celebrado en tertulias, contenidos, redes sociales y prensa.

Pero si vertiginoso fue la llegada del nuevo míster, no se podía decir lo mismo de los fichajes y el capítulo de las bajas. Todos coincidían en que debía ejecutarse una limpia de jugadores que habían bajado su rendimiento o simplemente nunca lo mostraron plenamente en el Cádiz. Se consideraba que los Fali, Alcaraz, San Emeterio, Alex, Roger, Alejo o Escalante debían irse en este verano, de una forma u otra.

Los cedidos volvieron todos a sus clubes de origen, no ejerciéndose la opción de compra en ningún caso; Ousou, Jorge Meré, Javi Hernández, Lucas Pires, Samassekou, Robert Navarro, Darwin Machis, Maxi Gómez y Juanmi vieron acabados su ciclo en el club cadista, unos por no convencer (Maxi), otros porque sus lesiones impidieron tomar la decisión (Ousou), y otros por el descenso (Robert Navarro). Y ante la falta de ofertas, se rescindieron casi al final del mercado los contratos de Guardiola y Álvaro Jiménez (posteriormente fichados por Rayo Vallecano e Iraklis griego, respectivamente).

Quien sí causó baja con beneficios fue el guardameta Conan Ledesma, que tras cuatro años de indiscutible titularidad volvía a Argentina para jugar en el River, por 2’6 millones de euros, Arzamendia fue traspasado al Estudiantes de La Plata por 1,4 millones tras su cesión a Cerro Porteño, así como el canterano Etta Eyong (que había llegado a debutar en Primera con el Cádiz), al Villarreal B por 2,5 millones, una operación que permitió desbloquear las llegadas de Carlos Fernández y Melendo.

Mención aparte merece el asunto de Kouamé. Desde pretemporada el centrocampista maliense no se encuentra a gusto en el equipo, no quiere jugar en Segunda, y estaba forzando su salida. No obstante, el Cádiz no estaba dispuesto a darle salida gratis, sobre todo porque había pagado al Troyes 2,5 millones por él el año anterior. Según su contrato, podía cambiar de aires, pero sólo en forma de cesión, condición que caducó el 15 de julio. La otra opción era  que viniese un equipo con al menos el dinero que gastó el Cádiz en él, pero las ofertan brillan por su ausencia, o estas son claramente insuficientes para el club. El presidente Vizcaíno lo tiene claro; en caso de que no se marche, estará a disposición del entrenador, y si el míster no le pone a jugar, o él no quiere jugar, se pasará la temporada en la grada.  Es de recordar la charla que mantienen Vizcaíno y Paco López con Kouamé detrás de la portería en unos entrenamientos, con Diakité de intérprete, donde presuntamente se le deja clara su situación y la postura del club. Finalmente, el jugador no se va en el mercado de verano, permaneciendo hasta el mercado invernal, donde participará en 13 partidos.

Casi una semana después del anuncio de Paco López llegarían los primeros refuerzos; Glauder, del Albacete, que llegaba libre tras ser descartado por el club manchego. Casi al mismo tiempo, llegaba el guardameta Jose Antonio Caro, también venía libre, esta vez del Burgos, para competirle la portería a David Gil en la categoría de plata. Aunque finalmente llega el fichaje más mediático, el de Ontiveros. 

Tras un verano muy convulso por el caso de los burofaxes (destinados principalmente a miembros del colectivo Alma Cadista, con la idea de que se identifiquen con nombres y apellidos y corroboren si forman parte del mismo y si estuvieron presentes en la protesta previa al Cádiz – Getafe de la temporada pasada), llega el primer partido de Liga, el 16 de agosto, primera bofetada. Derrota 0-4 en casa con el Zaragoza, en un partido que más que de una liga nueva, parecía el tercer y el cuarto tiempo del 6-1 en Almería. Paco López, en rueda de prensa, reconoce el mal partido, pero elude pedir más fichajes; “somos los que estamos”, argumenta.

En la siguiente jornada, se consigue lavar un poco la imagen en casa del Levante, al menos al principio donde hacen una buena primera parte aunque sin gol, pero el bajonazo del segundo tiempo fue evidente. Varios futbolistas amarillos parecen fundidos como si estuvieran en una prórroga, evidenciando la falta de fondo y preparación. Se adelanta el Levante, y a falta de diez minutos para el 90, el Cádiz se encuentra con un penalti que materializa Alcaraz. Se acaba obteniendo un valioso punto y gracias, porque el Levante estrelló una ocasión al palo en el descuento.

Y así, nos plantamos en la última semana de agosto y del mercado de fichajes. Con la venta de Etta Eyong al Villarreal B por un millón de euros se pudo desbloquear un par de llegadas, la cesión de Carlos Fernández de la Real Sociedad, tras un tiempo alejado de los terrenos de juego por su lesión, y el fichaje de Melendo del Granada por un millón de euros, que firma por tres años aunque acabará saliendo tras una sola temporada, en otro triste capítulo de contrato multianual que no cumple las expectativas, y hay que rescindir de mala manera.

También vendría en calidad de cedido el joven central Bojan Kovacevic, del Partizan de Belgrado, uno de los escasos aciertos de la directiva. Para rellenar la plantilla del primer equipo, se meten a los ex canteranos De la Rosa y Paco Mweppu, que habían regresado de sus cesiones al Recreativo y Sanluqueño respectivamente, mientras que Moussa Diakité, aun con ficha del filial, entrenaba y jugaba con el primer equipo.

La primera victoria de la liga por 1-3 en Castellón parece darle la razón a estos últimos, donde Chris Ramos se encumbra jugador del partido al anotar dos golazos. En la siguiente jornada, no obstante, se empata a cero en casa ante el Racing de Ferrol, otro equipo que acabaría descendiendo, un equipo a ratos nublados y sin ideas, y de nuevo saltan las dudas.

Una nueva victoria a domicilio, esta vez en Cartagena (que habría de quedar colista), parece dar la impresión de que el equipo por fin va a remontar en la tabla. De nuevo un Chris Ramos imperial, autor de los dos goles cadistas, hace activar el optimismo en la afición.

Pero pronto se torcería la ilusión, y después del partido en Cartagena, el equipo sólo sumaría un punto de quince posibles, en una racha que comenzó a ser el principio del fin para Paco López; derrota en casa ante el Eldense (que también acabaría descendiendo), derrota en Huesca en un partido horrible donde los jugadores le faltaron precisión y con un bloqueo mental evidente.

En el siguiente partido, se tira un 2-0 ante el Málaga en el segundo tiempo, al que se había llegado con un doblete del ex malaguista Ontiveros; el ex cadista Dioni, en un error grosero de Glauder (partido calamitoso que le costaría su crédito) y más tarde Castel, en una jugada de pasividad defensiva, consiguieron rescatar un punto que pudieron ser incluso los tres al final.

Tras esta decepción, cada vez son más los aficionados que piden la destitución del técnico; otros, más cautos, argumentan que ya puede venir aquí Guardiola, que el problema es la plantilla, centrando sus iras en algunos jugadores. Desde el club se decide mantener al técnico, incluso después de dos nuevas derrotas, ambas por la mínima, ante Racing y Eibar; la tónica era que se adelanta el rival y el Cádiz no sabe qué hacer para empatar. Y en esta mala racha se volvió a los puestos de descenso. A estas alturas ya queda claro que este equipo no tiene capacidad para luchar por ascender a Primera y que, por el contrario, va camino del descenso, como pasó en la 1993-94 (incluso la equipación de triangulitos era parecida).

Tras otra mala racha de resultados, que culminan con la derrota en Elche tras la remontada de los locales, la directiva termina por rendirse. Al día siguiente del partido en Alicante, Paco López fue destituido, dejando al equipo en descenso directo con 8 derrotas de 18 partidos, y sólo 4 victorias. El técnico renunciaba al segundo año que tenía de contrato, todavía sin completarse todos los partidos de esa jornada. Su sustituto, Gaizka Garitano, fue anunciado casi de inmediato. Venía libre tras entrenar como último equipo al Almería en Primera.

El técnico vasco se encontrará con la victoria en su primer partido al frente del cuadro amarillo; 1-0 al Albacete, con un penalti en el minuto 89 que buscó, encontró y anotó Chris Ramos. El Cádiz salía de los puestos de descenso, posiciones que no volvería a caer en el resto del campeonato, aunque, obviamente, aun no se sabía. Le seguirían tres empates seguidos ante Burgos, Almería y Levante donde el Eldense, el equipo que marcaba el descenso, no supo aprovechar y el Cádiz conseguía mantenerse a tres puntos por encima de la línea de flotación. En Almería, Gaizka Garitano recuperaría definitivamente a Moussa Diakité en el once titular (que se convertiría en uno de sus pilares, y un gran descubrimiento, tanto que podía apuntarse con todo merecimiento), en detrimento de San Emeterio, uno de los llamados a haberse ido en el verano. 

A todo esto, había llegado el plazo para el marcado de invierno. La afición, tertulianos y demás interesados claman por fichajes para apuntalar al equipo, y soltar lastre. En el capítulo de bajas, se marchan Alejo al Apoel de Nicosia, que aunque se va cedido no volvería a vestir de amarillo, y Romenigue Kouame al Chicago Fire estadounidense; se rescinde a Glauder, que más tarde ficharía por el Johor malasio, y Alarcón, que regresa a Chile para jugar en el Colo-Colo.

El capítulo de altas volvió a dejar otra mayúscula decepción; solo se fichan a dos jugadores de 1ºRFEF, el central Iker Recio del Antequera y el lateral izquierdo Mario Climent del Mérida. A pesar de las declaraciones directas e indirectas de Garitano en rueda de prensa, y de tener hasta fin de enero para fichar a alguien más, no llega nadie más. El malestar de la afición es evidente, y de nuevo quedan en el aire preguntas sin resolver, como dónde está ese supuesto músculo económico del club o a saber cómo serían las ofertas para que no viniese nadie relevante.  

La victoria en Elda por 0-4 cambiaría la suerte del Cádiz, e iniciaría la mejor racha de la temporada, en la que como mal menor, se salió definitivamente de la fuerza gravitatoria que eran los puestos de descenso, pero sin llegar tampoco como para soñar con algo más. Llegamos así a la jornada 31 y el Cádiz se alza con su techo en esta temporada 24-25; el noveno puesto, a siete puntos de la sexta plaza y a nueve del descenso. El Cádiz no se alzó más alto en la tabla en lo que quedaba de campeonato, y ya todos coinciden que la clave fue la desastrosa etapa de Paco López en la primera vuelta, donde el equipo estaba condenado al descenso y, de haberse traído a Garitano desde el principio, quizás el equipo estaría entre el ascenso y los Play-offs.

Las tres últimas jornadas fueron un purgatorio, dado que el Cádiz se había quedado entonces ya sin objetivos deportivos, ni le daba para alcanzar los puestos de playoff de ascenso, mientras que el descenso se había cerrado ya hacía semanas. 

La campaña, horrible en lo deportivo, se culmina con el descenso a 3RFEF del filial Mirandilla, que arrastra en cadena a otros equipos de la cantera. Un desastre a todos los niveles.

En los despachos la cosa no fue mucho mejor. Tras el fiasco de Sportech en 2022 (el club había adquirido los terrenos de la antigua Delphi, en Puerto Real, para su faraónico proyecto tecnológico-deportivo, en el que iba a albergar un estadio de 40.000 espectadores para eventos, un parque Empresarial Tecnológico y un Hub de innovación, pero tanto el Ayuntamiento de Puerto Real como la Autoridad Portuaria, se opusieron y además, sobre esos terrenos pesa una Orden Ministerial de Expropiación), en mayo de 2024 el club se hizo con unos terrenos de casi 300.000 metros cuadrados en el Puerto de Santa María, más grande que los anteriores, lo que le permitiría que el proyecto contase además con Ciudad Deportiva y Academia con residencia.  Durante la temporada 2024-25 que nos concierne, se había aprobado el Convenio Urbanístico en El Puerto, y estaba en trámite.
Esto iba a preocupar a los aficionados sobre el Estadio Nuevo Mirandilla, donde juega el Cádiz, aunque el club se reafirma que seguirán jugando en el estadio.

En definitiva, una temporada para olvidar a todos los niveles, que produjo un tremendo desengaño entre la siempre fiel afición cadista.

 

PD: no podemos agradecer lo suficiente a nuestro buen amigo Beto, uno de nuestros más fieles seguidores, que nos haya escrito este resumen para nosotros y poder así ponerlo en disposición de todos los cadistas. Nos ponemos a sus pies!