Temporada muy difícil de analizar sin caer en el insulto y la descalificación, por la oportunidad perdida, ante el pobrísimo rendimiento del equipo amarillo.
Que el Cádiz descienda es normal, pero que lo haga obteniendo su peor número de puntos absolutos en una liga en Primera de tres puntos por victoria, igualando el peor porcentaje de puntos conseguidos (algo menos del 29%), recordándonos a aquella inefable campaña 1992-93, y estableciendo un nuevo récord de jornadas consecutivas sin ganar (ni siquiera los de la 92-93 se atrevieron a tanto), es algo que cuesta mucho de asimilar.
Pero si encima lo ponemos en contexto de lo barata que estuvo este año la salvación, con dos equipos prácticamente descalificados al término de la primera vuelta (Almería y Granada) y quedando finalmente la barrera de la permanencia en 38 puntos (más que asequible y por debajo de los habituales y establecidos 40), es para tirarse de los pelos cuando se echa la vista atrás.
Si retrocedemos hasta el verano y como se desarrolló la pretemporada y la campaña de fichajes, es de justicia reconocer que ni el más pesimista se podía imaginar que la temporada iba a ser tan desastrosa.
Confirmada por supuesto la continuación del técnico que había firmado su segunda permanencia al frente del banquillo, se inicia el habitual baile de nombres en la plantilla, con las salidas del Choco Lozano al Getafe y del Pacha Espino al Rayo (que ya se conocían desde hacía tiempo) pero sobre todo de Bongonda al fútbol ruso. Era doloroso ver partir al extremo que fue en buena parte responsable de la permanencia tras su extraordinaria segunda vuelta, pero los siete millones que se desembolsaban por él hacían ilusionarse a muchos cadistas con lo que ese dinero podía dar de sí en forma de nuevas incorporaciones, de crecimiento en definitiva.
Las altas ese verano fueron Javi Hernández y Lucas Pires para el lateral izquierdo, Maxi Gómez en la delantera y Darwin Machis y Robert Navarro para la banda izquierda. Todos cedidos. La apuesta por tanto es clara y salvo esos retoques, se confía en la base que ya se tenía: Ledesma, Fali, Iza, Luis Hernández, Chust, Alcaraz, Escalante, Alex Fernández, Roger, Chris Ramos, Sergi Guardiola, San Emeterio, Negredo, Iván Alejo (más el esperado regreso tras su lesión de Ocampo) tienen que volver a obrar el milagro de la permanencia.
Muy pocos refuerzos por tanto, y ninguno en propiedad, por lo que el mensaje de la directiva es claro: se confía en los mismos que llevan dos años sacando las castañas del fuego, aunque por los pelos y en la última jornada. Con eso debe ser suficiente para sobrevivir de nuevo.
Tras adjudicarse el Trofeo Carranza en una noche inolvidable de David Gil (que detuvo tres de los cuatro penaltis que le lanzó el Lecce italiano), se inicia el campeonato doméstico.
Y lo hace con una victoria, y frente a un rival directísimo como es el Alavés. Desde la primera temporada en la máxima categoría, desde 1977, el Cádiz no iniciaba el curso con triunfo. Un partido ganado con cierta autoridad y comodidad, que da felicidad a los amarillos.
Tras la lógica derrota en la visita el FC Barcelona (aunque los amarillos dispusieron de tres ocasiones clarísimas, sobre todo la de Roger, que fueron todas erradas, en lo que sería un mal hábito repetitivo toda la liga), los amarillos tenían dos partidos en casa, en los que sacaron cuatro puntos, que debieron ser seis. Los cadistas se dejaron una victoria frente al Almería en la tercera jornada en el minuto 94, cuando ya celebraban su segundo triunfo liguero.
Una semana después, victoria de las que disparan la moral, contra el Villarreal (entonces aún no se sabía que iban a ser uno de los conjuntos más flojos de la primera vuelta) y con remontada incluida.
El Cádiz acaba la cuarta jornada en sexta posición, y algunos no pueden evitar bromear sobre qué equipos querían tener como rivales en la próxima edición de la Conference League, y a que países y ciudades se iba a visitar la temporada que viene en Europa.
Es el primer día de septiembre, y absolutamente nadie en Carranza se puede imaginar que habría que esperar seis meses, sí, medio año en un calendario cargado de partidos, 23 jornadas de liga (más la Copa, en la que tampoco se ganó), para volver a celebrar una victoria del equipo amarillo, en la que sería su peor racha histórica sin ganar en Primera, y que evidentemente, terminaría siendo una losa imposible de levantar.
Por si fuera poco, el club confirma el último día el fichaje de Kouamé, que prometía aportar mucho en la medular cadista. Era imposible pedir más.
Tras un parón liguero que fue una lápida sobre el cuadro de Sergio Fernández, los amarillos fueron arrasados por el Athletic en San Mamés. La derrota se lava luego con un meritorio punto en el campo del Betis, que mantiene la buena salud de la clasificación liguera.
Tras la decepción de la remontada sufrida en el Metropolitano (en la que el Cádiz se llegó a adelantar por 0-2 con todo el equipo plagado de suplentes al jugarse el partido entre semana), los amarillos entran en el temido mes de octubre, horrendo en años anteriores, y que este año, no faltó a su cita, empezando a verse las señales de alarma que veríamos más adelante. Y eso que hubo parón liguero de nuevo, amortiguando el golpe.
Tras la derrota en casa frente al Girona (que todavía no sabíamos que iba a ser la revelación que terminaría siendo), totalmente condicionada por la temprana expulsión de Darwin Machis, y de nuevo caer en Mestalla, también con expulsión incluida (a los 25 minutos se había terminado el duelo con 2-0 y uno menos), el parón no arregla los grandes males cadistas, que vuelven a dar otra señal de lo que estaba por venir cuando, reiniciada la competición, perdonan a un débil Sevilla (dirigido por Diego Alonso) en casa. Tras adelantarse por 2-0 en el marcador, los amarillos no saben cerrar el marcador, y permiten a los hispalenses llevarse un punto.
Ya son siete partidos sin ganar, y los puestos de descenso se ven cada vez más cerca.
Todo esto se queda en una simple preocupación comparado con lo que ocurrió en Getafe a reglón seguido. En vísperas de otro parón de selecciones, llega aquí uno de los momentos clave de la temporada, en la que el equipo muestra la patita de lo que va a terminar pasando. Tras dos partidos consecutivos en los que el Cádiz viene de verse con diez jugadores (y de perpetrar otro atentado contra el fútbol en Copa, pasando contra un 2RFEF en los penaltis), es ahora el conjunto amarillo el que se favorecido por esta circunstancia, pudiendo disputar toda la segunda parte en el Coliseum con un efectivo más. De los fallos inexplicables de cara a puerta de la primera mitad (algo que también sería repetitivo hasta el hastío en toda la campaña) a la inoperancia, la falta de ideas y casi la cobardía de la segunda parte. No solo no se ganó, no solo no se empató, sino que se terminó perdiendo el partido en esa segunda parte, contra quien era entonces un rival directo.
Tres puntos de los últimos 24 en juego dejan un bagaje pésimo, que en cualquier otra circunstancia y club hubieran costado el banquillo al técnico, pero en lo que sería la tónica general de la temporada, la parálisis de la directiva dejaba a la deriva al equipo que pedía a gritos cambios a todos los niveles.
Regresado el equipo de la parada en boxes a cuenta de las selecciones, y tras pasar el trámite de perder contra el Real Madrid en casa, Sergio y los suyos afrontan dos partidos clave, ambos a domicilio, contra sendos rivales directos, Mallorca y Celta. De lo que ocurra en Son Moix y Balaídos dependerá mucho el futuro del equipo, y del míster.
En ambos encuentros, los nuestros sacan un empate, que en otras circunstancias, en el campo de rivales directísimos por la permanencia, se podrían dar por buenos, pero que cuando se arrastran ya tres meses sin ganar, se antojan insuficientes. En ambos casos los amarillos se pusieron por delante en el marcador, pero fueron incapaces de mantener la ventaja (mucho más justificado en Vigo, donde se vieron otra vez con uno menos, esta vez desde el minuto 35), en lo que habría sido un paso de gigante para distanciarse de ambos en la clasificación (en la que el Cádiz va cayendo a plomo) de forma notable.
El Cádiz termina el año 2023 con tres empates más (dos de ellos en casa). Es verdad que el de Mirandilla contra Osasuna fue un robo clamoroso contra el equipo cadista, con aquel penalti por unas manos de Momo que a duras penas roza un balón con la punta de los dedos, que se iba fuera y cuya trayectoria no varió. Uno de esos “penaltitos” que Medina Cantalejo dijo a principio de año que no se iban a pitar, pero que ese día el VAR no tuvo ningún reparo en mirar con lupa. A partir de esa semana, tras el revuelo levantado no solo en Cádiz sino en todo el fútbol español, ya se dejaron de señalar. Lo de siempre.
Pero aún con estas injusticias, el Cádiz no tiene excusa. Su rendimiento es exasperante. Los amarillos aún viven de las rentas del excelente inicio liguero, pero ya son solo dos puntos lo que nos separa del descenso. Es la jornada 18 y Granada y Almería ya están descolgados con una distancia ya considerable, por lo que parece que solo queda un puesto de la quema que asignar, parece que está más fácil que nunca. Pero como sabemos, el Cádiz desaprovechó una de las permanencias más baratas de la historia.
Es verdad que en este tramo final de año, a falta de fútbol (que poquita calidad técnica vimos en toda la temporada), se apreció algo más de seriedad defensiva y de empaque, con el que por lo menos, se iban sacando esos empates. Pero eso era una cosa, y otra muy distinta era decir que el equipo no necesitaba fichajes, como declaró el presidente amarillo. No tardó mucho en tener que desdecirse de lo que era una obviedad.
Concretamente, hasta que llegó el último partido de la primera vuelta, el primero de 2024. En Granada. La segunda puntilla del ataúd (Getafe puso la primera) del Cádiz, y puede que la definitiva. Muchos lo sentimos así aquel día, incluso el propio Vizcaíno, como reconoció a final de temporada.
El equipo nazarí está ya casi desahuciado cuando no se ha terminado aún la primera vuelta. Solo han ganado un partido (y lo hizo en agosto) y casi todos sus rivales los derrotan. Es la ocasión de oro para sumar otra vez una victoria y romper la pésima racha que dura ya muchos partidos. Pero el equipo cadista no solo no se come a su rival por los pies en un partido en el que le va la vida, sino que perpetra uno de los peores encuentros seguramente en toda su historia en Primera, acabando con uno menos y sin tirar a portería. Por primera vez en esa liga, el Granada no recibe goles en contra. El mismo Ledesma reconoció al finalizar el choque que no podía ser que “por actitud no te pueden ganar. Es un fallo muy grande que el Cádiz no está acostumbrado a ver pasar y no puede pasar nunca más”.
El Cádiz cae a posición de descenso, la antepenúltima, la única que queda ya en disputa, asumiendo que Almería y Granada se adjudican las otras dos. Solo hay que superar a un equipo, a uno, para salvarse. Ya no saldría más de dicha posición.
Ahora sí, deprisa y corriendo, Vizcaíno dice que hay que reforzar la plantilla en enero, que vamos regular. A buenas horas. Claro, así salió como salió el resultado de los movimientos del mercado invernal, en el que llegaron Juanmi (el único que pudo marcar algunas diferencias), Ousou (central sueco-sirio, que sí mostró buenas maneras pero que estuvo más tiempo lesionado que disponible) y Samassekou (jugó 95 minutos, un tercio de ellos el intrascendente duelo final con el Almería).
Y para que eso pase, hay que esperar, por supuesto, hasta el último momento de la ventana. Antes, hay que seguir arando con los mismos bueyes. Eso incluye al entrenador, que sorprendentemente también, se mantiene en el puesto, tras pedir clemencia públicamente en la misma sala de prensa de Granada. El presidente se la da. No iba a durar mucho. Para la historia queda esa foto del brindis por el nuevo año 2024, en la que técnico y presidente no podían estar más serios. Aquello parecía más un velatorio que una copa de felicitación.
Tras la debacle de Granada, el técnico catalán intenta revolucionar un poco el once y el dibujo sobre el campo para recibir al Valencia, pero los che pasan por encima del Cádiz como si fuera un partido de niños contra adultos. Ahora sí, el entrenador tiene ante sí una final en el campo del Alavés, entonces rival directo. Como suele pasar en estos casos, ya desquiciado y superado, Sergio vuelve a hacer varios cambios en el once, e intentó incluso la bala de Etta Eyong en los últimos minutos. Fue su epitafio. Los amarillos volvían a perder, y Sergio era destituido, con el Cádiz en descenso y habiendo sumado 15 puntos de 63 posibles. El club hace aguas por todas partes y no se atisba ninguna posibilidad de mejoría.
Después de un casting fallido (se fue pasando de Diego Martínez a Rubí, Guillermo Abascal o Pablo Machín), en el que o los candidatos decían que no, o no había cash para liberarlos, es Mauricio Pellegrino el sustituto el elegido. Echando la vista atrás, da la sensación de que el argentino, sin poder achacarsele nada en lo que a su trabajo y profesionalidad se refiere, nunca terminó de encajar en el club y en la ciudad, y no era de la naturaleza del revulsivo que una situación tan terminal como la que ofrecía la plantilla necesitaba.
En el debut del técnico argentino, saldado con empate a cero frente al Athletic Club en casa, volvimos a ver un poco de lo mismo que veníamos observando semanas atrás: se mejoró el orden defensivo, pero el equipo arriba seguía siendo desesperantemente romo e inofensivo. No había entrenador en el mundo que pudiera mejorar esa falta de calidad en la plantilla, especialmente del centro para arriba.
El equipo volvió a dar una imagen muy sólida en La Cerámica, pero el efecto Pellegrino, si es que lo hubo, duró ese poquito. Enseguida llegaron las derrotas ante Betis en casa y en Pamplona (una cita a la que el Cádiz no falla ningún año, la de perder contra Osasuna), y el equipo se hundía irremisiblemente en la clasificación.
Llegamos así al momento clave de la temporada, el doble enfrentamiento contra Celta en casa (el partido más importante del año, puesto que el club gallego marca la salvación) y el Rayo, que viene en caída libre, en Madrid.
Pese a la desastrosa campaña que viene realizando el cuadro amarillo, que sigue sin ganar (son ya 23 insoportables jornadas consecutivas sin hacerlo), si éstos son capaces de derrotar a su rival, los superarán en la clasificación y saldrán de la zona de descenso. El fútbol parecía pararse a esperar al Cádiz, pero los nuestros no aceptan la mano tendida.
En un partido delirante, en el que los vigueses se adelantaron por 0-2 en lo que parecía el acta de defunción definitiva del Cádiz, los locales consiguen como mal menor empatar, culminando la remontada en el minuto 97 con un golazo espectacular, como parece que sólo sabe hacer, de Darwin Machis. Sí, el subidón es tremendo en ese momento, pero con la mente en frío, se desaprovecha una ocasión de oro para sumar seis puntos (tres de uno y tres que no gana el otro) y asegurar el goal-average particular. Otra jornada sin ganar.
Similar desenlace tuvo el siguiente match-ball, frente al Rayo. Aquí sí los cadistas mostraron una cara mucho mejor, pero como este año no salía nada, lo que no estábamos acostumbrados a ver, que era a Ledesma fallar, ocurre, y el Cádiz vuelve a tener que remontar. En un partido que se tuvo que interrumpir por la caída de granizo, esta vez Javi Hernández fue quien lo empató en el último suspiro, para seguir agarrados a la esperanza, pero viendo como pasaban las jornadas.
Y así, llegamos por fin a reencontrarnos con la victoria, más de seis meses después. El fútbol, que es siempre inverosímil e impredecible, decide que ese día llegue en la visita de todo un Atlético de Madrid. Es verdad que el equipo colchonero está horroroso en sus partidos a domicilio, pero después de haber fallado ante tantos rivales de mucha menor entidad, pocos se imaginaban ya que este momento podía llegar.
Con dos goles de Juanmi, que está excelso, el Nuevo Mirandilla celebra por fin sumar tres puntos, y se coloca a solo dos puntos de la permanencia, lo que vuelve a demostrar por enésima vez lo mediocre del nivel de la liga este año, y lo fácil que lo hubiera tenido el Cádiz para salvar la categoría a poco que hubiera querido.
Tras caer en Anoeta, el Cádiz mete la directa al menos en casa, y vuelve a ganar otra vez, ahora sí, al Granada, para seguir conectado al hilo de vida que le quedaba. Y debió ganar también al FC Barcelona en el Mirandilla, o al menos empatar, ante la poca brillantez mostrada por el conjunto de Xavi Hernández, pero este no era el año para pedirle ninguna proeza al cuadro amarillo.
Tras caer ante la apisonadora que era el Girona, llega otro match-ball, el último posiblemente, en la visita del Mallorca a Carranza. El cuadro balear está a seis puntos, por lo que de ganar, la salvación quedaría a tan solo tres, con el goal-average ganado a los bermellones, y quedando aún cinco jornadas por disputarse. Pero una vez más, el Cádiz solo suma un empate, y teniendo que remontar otra vez. La ocasión que marra Roger en el 89 sin portero resume la temporada.
Quedan aún cinco jornadas, la salvación queda a cinco puntos (el Celta perdió) pero el siguiente partido es en el Bernabeu, y este Cádiz no da señales ninguna de que pueda revertir su inoperancia ofensiva, teniendo el honor, que ostenaría hasta el final, de ser el equipo menos realizador del campeonato. Por si quedaba alguna duda, lo pudimos ver claramente en el encuentro en el campo del líder, más centrado en sus enfrentamientos en la Champions, y en el que Sobrino primero pero sobre todo Chris Ramos después desaprovecharon sendas ocasiones solos frente al portero para adelantarse en el marcador. Que luego hubiera terminado remontando igualmente el equipo merengue, pero es imposible competir en Primera con esa incapacidad goleadora de no marcar ni siquiera teniendo una carrera en solitario de 35 metros.
El tiempo se agota, ya solo quedan cuatro jornadas y mirando la clasificación, es imposible pensar que vaya a haber salvación sin sumar los doce puntos, y ya veremos. Hasta ahora, el Cádiz ha ganado cuatro partidos en 34 jornadas, y ahora que hacer cuatro de cuatro, parece imposible.
Las tres últimas jornadas se disputan en un espacio de siete días, al haber jornada intersemanal. Una semana para decidir si el Cádiz continúa o no en Primera un año más.
El equipo se rebela contra la adversidad, pero lo hace ya demasiado tarde y mal. Aprovechando que sus rivales ya no se juegan la vida (lo dicho, la permanencia más barata de la historia), los de Pellegrino aprovechan para imponerse al Getafe en casa, en un partido serio pero que pone de nuevo de relevancia la dificultad para marcar goles (el tanto tuvo que llegar de penalti), pero ya es tarde para cambiar eso, y posteriormente el miércoles, en el Sánchez Pizjuán, de forma mucho más épica, con un gol de Sergi Guardiola en el minuto 96, cuando todo estaba ya perdido.
Si alguna vez el cadismo tuvo ilusión por salvarse (pasado el boom inicial del excelente comienzo liguero) fue esa noche. Más que por las posibilidades reales, por como se había producido la victoria en un campo en el que el Cádiz no había ganado jamás en su historia, y por conseguirse por fin la primera victoria a domicilio de todo el campeonato.
La empresa sigue siendo complicadísima porque restan solo dos jornadas y Mallorca nos saca cuatro puntos, pero el fútbol, que parecía no querer que el Cádiz bajara, le presenta una nueva oportunidad de salvación con Las Palmas. El equipo canario está en absoluta caída libre en la segunda vuelta, tras una primera parte excepcional, y no ha conseguido todavía atar la permanencia. De hecho, están a seis puntos de los cadistas, y son el siguiente rival, a recibir en el Mirandilla. De ganarse este choque, la distancia se reduciría a tres puntos más goal-average particular ganado, amén de lo que ocurriera con Mallorca, Celta y Rayo (a 4, 5 y 6 puntos de distancia respectivamente). Ahora bien, si no se gana al cuadro canario, fin de la historia.
El final, ya lo conocemos todos. El Cádiz vuelve a fallar en casa en un partido vital, y empata, como ya hiciera contra Celta y Mallorca. Esta vez a cero. Al conjunto canario le bastó nadar y guardar la ropa para enfriar el partido y sumar el empate que le certificaba la permanencia a ellos, y al resto de equipos, al que el Cádiz les entregaba en bandeja sus respectivas permanencias sin hacer falta siquiera que se jugara la última jornada.
Incapacidad técnica y goleadora (peor equipo en el apartado de goles a favor), plaga de lesiones, decisiones arbitrales chungas, fichajes fallidos, y jugadores que de un año para otro tiraron su rendimiento al suelo…fueron demasiados ingredientes en contra, a pesar de que la liga parecía poner todo a su favor para que los amarillos no bajaran: dos rivales deshauciados en diciembre, equipos irregulares que no sumaban cuando debían, caídas en desgracia en la segunda vuelta como las de Rayo y Las Palmas…Pero nada, el Cádiz quiso ser el (tonto) buen samaritano, y les evitó disgustos mayores a los demás a costa del suyo propio. Se puede bajar claro, pero no cuando la permanencia está tan barata y tú muestras tan pocas cosas sobre el césped.
Para redondear el año, el papel en Copa del Rey fue también paupérrimo e impropio de un club de Primera, cayendo eliminados en el campo de la Arandina, equipo de 2RFEF. Es verdad que el encuentro no debió disputarse, porque el terreno de juego estaba más para hacer waterpolo que fútbol, pero las apreturas del calendario y el desprecio de la Federación (un equipo de más entidad no habría jugado en esas condiciones) empujaron al árbitro a que diera el visto bueno para disputarse el choque. A partir de ahí, el Cádiz, como estuvo empeñado casi toda la temporada, volvió a pisar el escudo, como reconoció el propio Sergio González al acabar el duelo. Los que enarbolan siempre aquello de “así nos centramos en la liga, que es lo importante”, habrán comprobado que descendimos igualmente pese a tirar un torneo oficial, y que el Mallorca consiguió la salvación pero además pudo disputar una final de Copa, y como premio, jugará la Supercopa en Arabia este año próximo. Nosotros jugaremos en campos de Segunda.
Finalmente, el filial Mirandilla salvó los muebles y evitó jugar el play-out en 2RFEF en el último minuto. Demasiado sufrimiento en un grupo con un nivel medianamente bajo a tenor del potencial que mostraron sus rivales. Lo cierto es que en los últimos años el filial se está acostumbrando a vivir en el filo de la navaja, a sufrir en demasía en la cuarta categoría nacional. Pero para los amantes de priorizar formación a resultados -partiendo de la base de que la preparación es mejor cuanto más alta sea la categoría-, tampoco la temporada recién concluida es parar tirar cohetes. En un año tan horrendo como el que hemos contado del primer equipo, el filial no pudo aportar a nadie que ayudara y se consolidara en la primera plantilla.
CREACIÓN FICHA: 29/06/2023
ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN: 22/07/2024
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