Otra temporada de éxito. Porque no puede calificarse de otra manera una campaña en la que el Cádiz, lejos de pasar apuros por mantener la categoría (recordemos, seis años en Segunda B sólo en la última etapa), estuvo desde el principio codeádonse con los más listos de la clase (o los que más dinero tenían).
Por desgracia, el destino quiso ser un poco más cruel en esta ocasión y el deterioro del juego y el físico del equipo en la segunda mitad de la competición nos sacaron del sueño de repetir jugar playoff de ascenso a Primera en la última jornada, después de estar casi todo el año entre los seis primeros. Pero esa decepción final no puede impedir ver el bosque, y que el Cádiz se aseguraba continuar en la LFP. Los ejemplos de los equipos a los que el Cádiz apeó en su momento en su búsqueda del ascenso a Segunda (Racing Ferrol, descendido a Tercera; Racing Santander y Hércules, que ni siquiera les dio para jugar playoff de ascenso) bien podrían servir para mantener la memoria fresca.
La temporada evidentemente mantenía una continuidad tanto en la dirección y gestión como en el banquillo, donde Cervera volvía a ser la cabeza visible del proyecto. Aunque con la presidencia y la gestión deportiva pronto se vio que el año iba a ser raro. La guerra ya más o menos visible que arrastraban Pina y Vizcaino se hizo ya pública para todos, y el ambiente empezó ya enrarecido desde el principio en este frente, para ir solo a peor con el devenir de los meses.
En lo deportivo, los principales frentes eran dos: por un lado suplir a Ortuño (el Cádiz intentó entrar en la puja pero nunca tuvo opciones reales en lo que fue el culebrón del verano de nuestro fútbol, con el futbolista teniendo contratos duplicados y quedándose finalmente sin equipo) y por el otro, intentar mantener a Salvi y Alvarito, los dos estandartes del proyecto. En lo que respecta al delantero el recambio finalmente fue nada menos que David Barral, un jugador de la tierra con muchísima experiencia pero que llegaba ya con cierta edad. Se abría el debate, pero el voto de confianza le fue otorgado unánimemente.
No pudo empezar mejor: a los 37 segundos de competición ya marcó su primer gol en Córdoba para encarrilar la primera victoria de la campaña.
Poco a poco iban cayendo los fichajes: Kecojevic, Bijker, Correa, Dani Romera y Perez, Rubén Yañez, Alex Fernández...que se sumaban a un proyecto que por primera vez en los últimos años, mantenía un número importante de efectivos de la campaña anterior: Cifuentes, Carpio, Servando, los mencionados Salvi y Alvaro, Garrido, Abdullah (que renovó), Aitor García...mantenían la filosofía y sello que el entrenador había impuesto el año anterior.
Y así se demostró en la primera jornada liguera: el Cádiz ganaba en Córdoba jugando a la contra, y Cervera declaraba tras la victoria que ya sólo quedaban 47 puntos para el objetivo.
Tras todo el lío con Alvaro García y el Getafe (resuelto favorablemente para el club, que consiguió que el jugador no se moviera) y el fichaje casi sobre la bocina de Carrillo, se cerraba la plantilla en verano.
El comienzo fue fulgurante, espectacular. Tras las cuatro primeras jornadas de liga, el Cádiz volvía a ser líder de Segunda en solitario después de muchísimos años. Con los mismos argumentos que el año anterior, los de Cervera pasaban como ciclones por encima de sus rivales. A eso, se añadió el pase de las dos primeras rondas coperas.
Sin embargo, pronto iban a empezar algunos de los problemas que habrían de marcar la temporada. Para empezar las lesiones. Alvaro, Jose Mari, Barral, Dani Romera, Perea, Rubén Cruz...multitud de lesiones ya desde el principio en un año que habría de estar marcado por lo físico.
Como pasara en el año anterior, el Cádiz se hundió incomprensiblemente en octubre. Empezando por el ridículo en Lorca, los amarillos no sumaron una sola victoria en el décimo mes del año (derrota en casa contra Osasuna el día de los penaltis, empate contra Sevilla Atlético, empate tras ir ganando 2-0 con la Cultural Leonesa, derrota en Huesca y empate frente al Rayo), y todo lo bueno que se había hecho en el inicio se perdieron. Empezaron a sonar las voces de alarma, y otra vez también se oyó a muchos pidiendo que Cervera dejara de capitanear el barco. Por fortuna, mantener al técnico era una de las pocas cosas en las que estaban de acuerdo Pina y Vizcaino. En uno de los momentos más delicados de la temporada, se firmó la renovación de Cervera por dos años. Imposible mejor muestra de apoyo para acabar con el incipiente debate que había sobre si el guineano debía seguir liderando el proyecto.
El Cádiz toca fondo en la jornada 12, tras empatar en casa frente al Rayo. Cuatro puntos de 24 posibles. Dos goles en ocho partidos. Puesto 16º en la tabla (dos más abajo, y adiós Segunda). El divorcio Pina-Vizcaino es total hasta el absurdo de presentar cada uno por su lado sus propios patrocinadores. Quien más quien menos, se preguntan si el proyecto no está en peligro. El mismo Cervera apunta ya entonces, que el físico está siendo un problema. Como siempre, el técnico veía venir los problemas antes de que ocurrieran. En esta racha de malos resultados, los últimos quince minutos de cada encuentro fueron especialmente preocupantes.
Si bien se empató con el Rayo, aquel día se vieron ya cosas diferentes. Y por fin, llega la resurrección. Cervera empezó a aplicar algunos cambios que serían fundamentales (Alex Fernández, Carrillo o Bijker entre otros) y los frutos comienzan a recogerse con la victoria en Almería en la jornada 13. ¿Quién dijo miedo?
A partir de ahí, una racha de victorias de récord (siete consecutivas), con el histórico 0-3 en El Molinón como momento cúspide.
Eso, dejando aparte el histórico 3-5 en Copa en el Villamarín que permitió al Cádiz eliminar al que terminaría siendo quinto clasificado en la liga. Una noche inolvidable que cogió al equipo amarillo en el mejor momento de la temporada. Hasta una machada de tamaño calibre salía bien. No se puede decir que el Cádiz no supiera aprovechar su momento.
De las siete victorias ligueras seguidas, las seis primeras fueron además sin encajar gol. Y en la séptima se encajó solo uno. Puro estilo Cervera. Todo lo que antes habían sido críticas, eran elogios y cánticos ahora. El Cádiz ponía con esta racha, las bases para casi virtualmente asegurar la permanencia y empezar a pensar más en grande.
El año 2017 no se pudo terminar ganando también, y la espectacular racha de victorias quedó parada en Tenerife, con un gol del excadista Juan Villar en el minuto 88. Premonitorio de lo que pasaría en el duelo de la segunda vuelta, fue el equipo chicharrero el que casi al final del partido, cortó la sucesión de victorias.
El nuevo año comienza el Día de Reyes, con el mejor regalo, una victoria frente al Granada, y la famosa frase de Oltra (técnico del rival) de la milonga de la permanencia. No le faltaba razón al técnico, el Cádiz se asentaba como segundo clasificado después de sumar 22 de los últimos 24 puntos posibles. Aunque Cervera se mantenía firme en su defensa de que el objetivo seguía siendo la permanencia.
La clarividencia del guineano parece no tener límites, y tras la victoria en Córdoba (primera jornada de la segunda vuelta), que deja una borrachera de euforia con el equipo en segundo lugar y hablándose ya de ascenso sin complejos por una gran parte de la afición, deja una de las frases de la temporada, al manifestar que se estaba más cerca de dejar de sumar que de seguir sumando. Que razón, por desgracia, iba a tener. Caben todo tipo de opiniones a la hora de valorar su juego, pero que sabe de fútbol y de lo que ve...Cervera avisa ya entonces que vivir exclusivamente de las paradas magistrales de Cifuentes y de que Alvaro y Salvi marquen ganando en velocidad...no iba a durar siempre.
El mercado invernal llega por fin con muchas carencias que tapar, pensando en esa idea expresada por Cervera. Llegaron a Carranza Fausto, Eugeni y Jona. Ninguno de los tres, especialmente el último (que no hizo ni un solo gol en todos los meses que estuvo, contagiado por el mal que acusó a los delanteros durante toda la campaña) aportó grandes cosas, y muchos aficionados culpan a lo errado de estos fichajes para que el equipo se hundiera físicamente como lo hizo según avanzó la competición, teniendo que jugar siempre los mismos que lo venían haciendo ya desde agosto.
Cuando empiezan a torcerse las cosas en lo deportivo, lo hicieron también fuera del campo. Justo cuando se cerraba el mercado de fichajes, Quique Pina era detenido acusado de blanqueo de capitales. La Policía Nacional estuvo varias horas en el estadio requisando documentación. Algo, evidentemente, que no ayudaba precisamente y que distrajo la atención de lo realmente importante.
Como iba pudiendo, y con evidentes problemas en la creación y en la finalización, el equipo iba salvando la temporada con más o menos apuros. Victoria frente al Oviedo (con expulsión a favor), derrota en Soria y en Pamplona, y las dos victorias consecutivas ante Sevilla Atlético y Cultural Leonesa. Esos seis puntos consecutivos parecían poner al Cádiz otra vez cerca del sueño de repetir playoff, pero a partir de ahí, todo (o casi) sería caída a plomo.
El equipo, al que ya se le veía justo de fuerzas, y con muy poca capacidad ofensiva, se desmoronó en el último cuarto de campeonato. En las últimas once jornadas, sólo se pudo sumar una victoria, un bagaje muy escaso, y que no fue suficiente para entrar en el playoff.
Es verdad que los amarillos dieron la cara contra rivales de mucha más entidad y juego como Rayo, Huesca o Sporting, pero se dejó puntos contra otros que se jugaban mucho menos que ellos, como la derrota en Reus o en la visita al Barcelona B. El Cádiz se iba desangrando poco a poco. Un gol en el descuento en Valladolid (de Servando, porque los delanteros ni estaban ni se les esperaban) ya evitó entonces que saliéramos de la zona de playoff...pero la dinámica era claramente descendente.
Antes del partido en Albacete, Cervera, una vez más, hacía de visionario: “necesitamos dos victorias para entrar en el playoff”. Por desgracia, sólo se sumó una, contra el Zaragoza.
La segunda, estuvo a punto de llegar, pero nunca lo hizo. No sólo eso, el equipo hizo partidos desastrosos, como los de Barcelona o el último en Granada, donde estuvo lejísimos de hacer soñar con la victoria que faltaba.
Aún así, todavía quedaba algo de crédito de la primera vuelta, y contra el Tenerife (penúltima jornada), el playoff estuvo asegurado matemáticamente durante muchos minutos. Como ocurriera el año anterior, los rivales tampoco andaban sobrados y las fuerzas comenzaban a fallar. Se daban todos los resultados necesarios en los otros campos, y el Cádiz ganaba su partido en casa ante los canarios. Con los marcadores como estaban, los amarillos aseguraban su puesto en la promoción de ascenso.
Entonces, un gol de los visitantes en el descuento trajo el descalabro. De tener los deberes hechos, a tener que ir la última jornada a ganar a Granada. Es verdad que el equipo dependía de sí mismo, pero se complicaba la vida cuando lo tenía ya todo hecho. Un jarro de agua fría que sería helada una semana después.
En Granada, el Cádiz confirmó sus males de toda la segunda vuelta, especialmente a domicilio. Desde el principio se vio que aquello no iba a acabar bien. En apenas 20 minutos el Cádiz perdió por lesión a sus dos delanteros, y la cara de Cervera en el banquillo, que echaba fuego por los ojos, ya hacía vislumbrar que las cosas no iban bien. Los nazaríes, cais sin querer, empujado por el pésimo partido de su rival, marcaron primero, y volvieron a ponerse por delante tras el empate momentáneo de Carrillo que daba algo de esperanza. Ni siquiera un empate que hubiera hecho soñar si el Numancia no ganaba su partido (algo que tampoco se dio) fue capaz de sumar el equipo amarillo. Cervera, como siempre, fue muy claro y crítico tras el partido: contra los equipos que nada se jugaban, no se estuvo a la altura, y de ahí las consecuencias. Después de 32 jornadas entre los seis primeros, el Cádiz caía a la novena posición en el peor momento, en la última fecha.
Un borrón que dejaba un sabor amargo a una temporada que en otras condiciones, habría sin duda que celebrar, viniendo de donde veníamos hacía muy poco, y que con el tiempo, se vería seguro de otra manera.
CREACIÓN FICHA: 06/07/2017
ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN: 03/10/2020
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