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AQUÍ VIVE LA HISTORIA DEL CADIZ CF

2011-12 TEMPORADA 2012-2013  2013-14

TEMPORADA 2012-2013
2011-12    2013-14 

DATOS BÁSICOS RESUMEN DIRECTIVA Y PLANTILLA PARTIDOS CLASIFICACIÓN
DATOS RESUMEN PLANTILLA PARTIDOS CLASIFICACIÓN

RESUMEN

El Cádiz ha tenido malas temporadas a lo largo de su historia, pero como esta, muy pocas. Desde el punto de vista estrictamente numérico, casi ninguna. Pero los tentáculos y el daño que esta campaña provocaron va más allá de lo estrictamente clasificatorio.

Y eso que por el simple hecho del cambio de control del accionariado, hasta los más pesimistas dejaron espacio para la paciencia y la esperanza. Y es que la campaña comienza con el bombazo de la venta de Antonio Muñoz del 51% de las acciones de la SAD a un grupo italiano de inversores. Todo ello casi de un día para otro, siendo Quique Pina el gran perjudicado, pues el empresario murciano, tras un excelente ejercicio liguero en el que no se ascendió por muy poco, esperaba, como poco, continuar la colaboración y cesión de jugadores del Granada, e incluso, insinuaban algunos, obtener la cesión de acciones de forma gratuita.

Todo esto ocurre a mediados de julio, y este sería el origen de los problemas que habría que sufrir en los siguientes diez meses. Para estas fechas, el Cádiz sólo tiene en plantilla tres jugadores (Aulestia, Moke y Dieguito), consecuencia de la ausencia de renovaciones por parte de Muñoz (para aligerar la venta) y la gran cantidad de cesiones con las que contaba el club amarillo. Para colmo, los nuevos dirigentes tienen que lidiar con las restricciones que les impone la administración concursal.

Lo que sí traen pronto los nuevos dirigentes es el técnico de su elección, Alberto Monteagudo, joven y con poca experiencia en los banquillos, aunque viene de hacer un buen papel con el Badajoz.
Por fin, empiezan a caer los nuevos fichajes, siendo el buque insignia de los mismos el delantero Pablo Sánchez, formado en la cantera cadista, y que capitanea desde el minuto uno el plantel amarillo.

Pronto Monteagudo empieza a atisbar los problemas que habrían de perseguir el juego cadista: "Es cierto que nos hubiera gustado una semana más pero esto viene así. Hemos hecho un equipo en seis días. Era casi imposible pensar que íbamos a empezar la pretemporada con 15 o 16 jugadores. No es fácil conjuntar a 20 jugadores nuevos pero a mí no me gustan las excusas". Ya sabemos que, por desgracia, no logró superar estos handicaps.

Y ya en la pretemporada empiezan otros problemas adicionales. Explota el caso Jaime, en el que Gaucci pretende ponerse galones y marcar territorio, pero que sólo le sirve para tener que terminar doblegándose a lo obvio. El jugador juvenil termina consiguiendo forzar la situación y fichar por el Real Madrid, pese a la amenaza del manager italiano de tenerlo todo el año en el juvenil B por rechazar jugar en la primera plantilla amarilla.
Tampoco ayudó el culebró Guayre, que un día fichaba y al día siguiente aceptaba una oferta de Segunda División.

No sería el último problema del verano. Cuando apenas faltan unos días para empezar la liga, explota el problema de la nueva normativa sub23: los jugadores menores de 25 ya no pueden tener ficha en el filial. Resultado: sobran cuatro jugadores. La Federación avisó del cambio a final de la pasada campaña, pero el descontrol de la llegada de los nuevos dueños impidió que se supiera a tiempo. Se empieza ya a hablar de descartes (Sipo y Vergara aparecen en todas las quinielas), aunque al final, se consigue moratoria de la Federación.
No serían las únicas muestras de improvisación: antes si quiera de empezar la temporada, dos jugadores más salen del club. Además del italiano Pedrelli, que apenas estuvo unos días y se volvió para su país, Sergio Ortiz fue "devuelto" a La Roda en forma de cesión (Monteagudo dijo de él que no tenía confianza) y Sipo, tras debutar en Copa, es despachado el último día de fichajes (ficha por el Teruel) para que su lugar lo ocupe Bermúdez.

Queda claro pues la chapuza de fichajes de verano: dos que se fueron antes incluso de empezar la liga (Ortiz y Sipo), salen otros tantos en invierno (con nombres tan infames para nuestra historia como Bermúdez, Vergara o Edison Torres) para dejar sitio a los que habrían de salvar la papeleta, y con Garretas y Francis, que no jugarían UN SOLO MINUTO en toda la campaña. Demencial.

El espejismo que supuso la victoria contundente frente al Loja en la jornada inaugural duró muy poco. En la cuarta jornada, llegaba ya la primera derrota del cuadro amarillo, y en el campo del Villanovense, con Edison Torres expulsado. Una premonición de lo que se habría de vivir tantas veces.
La Copa también deja ver señales de lo que está por venir. Frente al San Roque de Lepe se remonta heroicamente un 0-2 (concedido de forma infantil), y posteriormente el Arroyo no se dejaría sorprender y también en Carranza, a partido único, nos apea del torneo del KO.

Conforme se van quedando puntos en el tintero, Monteagudo empieza a denunciar en voz alta los graves problemas defensivos del equipo, pese a que Gaucci intenta poner paños calientes a la situación.

Así llegamos a la jornada 9 en la que los amarillos reciben al Cartagena, líder del grupo en ese momento, y vencen por 3-0. Parece que la crisis de anteriores partidos (no pudieron ni ganar al UCAM Murcia, que sólo tenía tres puntos en siete jornadas) se aparca, y el equipo se reengancha en la lucha por el ascenso.
Es cuando llega entonces la peor racha que sufrido este equipo nunca en el tercer escalafón de nuestro fútbol. Ocho partido seguidos sin ganar, ocho partidos en los que se sumó un solo punto, ocho partidos en los que pasó de todo (malo) y que se llevaron por delante nada menos que a dos técnicos.
Para empezar, en la jornada 11, y tras caer en Cáceres, el Arroyo nos vuelve a derrotar en Carranza, pero esta vez lo hace por un escandaloso 2-5. Hacía 34 años que el Cádiz no encajaba cinco goles como local, y entonces, fue en Primera División. Aquel duelo dejó prácticamente sentenciado a Monteagudo, que terminaría siendo destituido dos jornadas después, tras perder en Albacete y empatar a cero en Cádiz frente a La Roda. Ya antes de ser cesado, el manchego vislumbra una vez más los que van a ser los problemas del club: “O cambiamos o lucharemos por no descender”. Pitoniso.

La elección de sustituto deja boquiabiertos a propios y extraños. El Cádiz elige como nuevo técnico a Ramón Blanco, que llevaba alejado de los banquillos más de siete años. Nadie duda de que Blanco puso más de lo que podía en el empeño, y así lo terminaría pagando su salud, pero era evidente a todas luces, que su nombramiento no era el adecuado. Y lo que era peor, aquel fichaje empezaba a oler a que Sinergy no tenía tanto dinero como decía tener.

La etapa de Ramón Blanco es aún peor si cabe que la de Monteagudo. Tres partidos en los que el equipo amarillo no sumó ningún punto, y no marcó ni un solo gol.

Para colmo, los aficionados tienen que aguantar declaraciones como las de Manzano, que a finales de noviembre todavía creía que se podía ser campeón, con los refuerzos adecuados. O mucho peor: enterarse de que varios jugadores andan de juerga por las noches (se les bautizó como el grupo de Halloween) mientras su rendimiento en el campo deja mucho que desear. A partir de aquí, todo cuesta abajo.

El ambiente se va enrareciendo, valga como muestra las declaraciones de Gaucci tras caer el equipo frente al Melilla: "El problema es de cojones. Aquí hay gente que vive muy bien, los jugadores cobran al día y están demasiado bien. Demasiado cuidados médicos, le damos de todo, hoteles de lujo… Mientras, los demás equipos están sin cobrar, se mueren hambre y nos ganan".
Algún jugador llega a admitir en voz alta, como Albentosa, que sienten vergüenza por lo que están haciendo en el campo. Normal.

Así pues, los rectores amarillos se dan cuenta que si no dan un cambio de timón muy grande, la nave se puede ir a pique antes siquiera de haber salido de puerto. Y ese cambio de timón se llama Raúl Agné. O mejor dicha, empieza con Raúl Agné. El técnico aragonés, con experiencia en banquillos de la división de plata, llega a mediados de diciembre. Con poco tiempo, poco puede arreglar el día de su debut, en el que tiene que soportar la bochornosa actuación de su nuevo equipo en Carranza frente al Jaén, cómico gol en propia meta incluido.
No obstante, la mano del nuevo técnico se deja notar poco a poco, especialmente con los fichajes de invierno (y sus correspondientes descartes).
Abandonan por la puerta de atrás jugadores que la afición amarilla espera no volver a sufrir más, indignos de la camiseta, como fueron Bermúdez, Vergara, Edison Torres o Diego Garrido. Además, salen otros tantos cedidos, casos de Bernabé, Adrián Gallardo o Nico Varela.

Y empiezan a llegar los hombres que habrían de ser la columna vertebral de la segunda vuelta, y que habrían de salvar la permanencia de este desvalido equipo. A excepción hecha de Calderón, cuyo fichaje fue otro fiasco, los Luque, Peragón, Josete, Granell y Carlos Álvarez mejoraran, con mucho, lo que tiene Agné para al menos, intentar salvar los muebles.
Afortunadamente (porque tenían muy mala pinta) no fructificaron las probaturas de jugadores muy exóticos pero con escaso bagaje, como los togoleses, japoneses o costamarfileños que hubo en esas semanas a prueba.

Todavía en enero Manzano y Gaucci se atreven a soñar, en micrófono abierto, con llegar a tiempo a los puestos de playoff (Antonio Manzano, 8 de enero, tras finalizar la primera vuelta a cuatro puntos del descenso tras perder en Almería: "Todavía nos queda toda una segunda vuelta y vamos a intentar darle la vuelta con trabajo y con los cambios que se están haciendo en el equipo aún estamos a tiempo para poder ir para arriba"). Parece mentira que fueran los únicos que no vieran que el equipo era de lo más cortito y que habría que dar gracias si no se jugaba la promoción de descenso.

El mes de febrero se le da especialmente bien al Cádiz, que enlaza nada menos que tres victorias consecutivas (ante eso sí, tres equipos que terminarían descendiendo: Villanovense, Betis B y San Roque de Lepe), y enseguida muchos empiezan a ilusionarse con poder todavía, aunque de forma remota, engancharse a la lucha por, al menos, el cuarto puesto. Un espejismo que la mediocridad de la plantilla se encargaría de desmontar en las tres semanas siguientes: un único punto tras jugar contra Sevilla Atlético, UCAM de Murcia y Cartagena. Estamos en marzo, y ya la cúpula cadista no tiene más remedio que quitarse la careta. Gaucci, tras perder en Cartagena: "Ahora solo pensamos en salvar lo que queda".

Y eso es justo lo que se hace. Mientras conocemos (otra más) el estado ruinoso en el que se encuentra la "sala de trofeos" del estadio Carranza (la imagen de las copas, oxidades y con los pedestales rotos, mal apiladas en un carrito de supermercado, no puede ser más gráfica de lo que fue en su día este club y a lo que se ha visto abocado tras la gestión de los últimos y el presente año), el equipo va bandeando como puede el temporal, ganando un partido allá, perdiendo otros dos por allí, sumando lo justo para vivir siempre con el agua al cuello, pero sin ahogarse del todo.
Y ya puestos, empezamos a oír de nóminas que no llegan, amagos de bronca entre Ayuntamiento y club, rumores de otra operación de compraventa del club para el verano, la deuda del club aumenta todavía más....El cadista que este año no se haya borrado es un héroe o un loco.

Así llegamos a mayo. El Cádiz debe esperar a la penúltima jornada, tras su victoria en Sanlúcar, para asegurar la permanencia matemáticamente. En Segunda B. Y liderados por dos veteranos como Luque y Peragón, que en cinco meses hicieron más que muchos otros en todo el año, y a los cuales les debemos mucho de esta "salvación".

Por su parte, el filial cadista realiza una notable campaña (sobre todo, dados los problemas sufridos todo el año, con impagos de los ya de por sí pírricos salarios que tienen), y se mantiene con relativa tranquilidad en el grupo X de Tercera División.

Durante la temporada se despidieron del club de forma voluntaria Chirino como delegado, y el doctor Fernández Cubero, amén del .
Fallecieron durante la campaña los exjugadores Abilio, Peña, Paqui, Gijón, y los exconsejeros Manuel Díez y Paco Puig.
Pero sobre todo, queda para el recuerdo la pérdida de Ramón Blanco. Ya como técnico, su salud le dio un aviso, y días antes de su último encuentro como máximo responsable del banquillo, sufrió una indisposición que le obligaría a pasar por el hospital. Un prólogo del fatal desenlace que habría de sobrevenir en mayo, y que terminó de poner la peor guinda posible a una temporada que no merece ser ni mencionada, pero que tampoco podemos olvidar, porque no puede volver a repetirse algo así.

CREACIÓN FICHA: 24/06/2012

ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN: 03/10/2020

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