Recordar esta temporada es todo un ejercicio de masoquismo. Y es que hay pocas campañas que puedan igualarse a esta en cuanto a despropósitos, mala suerte, trapicheos, desmanes y demás barbaridades que ocurrieron a lo largo de nueve meses que se hicieron muy largos y que ponían un final indigno a una era tan dorada como la que se había vivido en la década anterior.
La inestabilidad en la directiva es total. El club, inmerso en la conversión en SAD, es arrebatado a Manuel Irigoyen por el ayuntamiento, que lo pone en manos de Rafael Garófano, que por poco no disuelve la entidad, ante los graves problemas económicos que atraviesa.
Para terminar el esperpento, la irrupción de Cerezo y Gil, que se hacen con el control del club tras fichar a Quevedo y Kiko, por los que nunca sabremos cuánto se pagó realmente. Desde luego, mucho menos de lo que cualquier otro club habría tenido que pagar por ellos.
A la marcha de los dos valores más importantes de la entidad, se una de la Arteaga al Español con la campaña recién iniciada, lo que termina de mermar el potencial deportivo de la plantilla.
No obstante, el Cádiz cuenta como uno de los principales candidatos al ascenso. Candidatura que habría de disolverse en cuestión de semanas. Tras dos dolorosas derrotas ante Compostela (gran revelación de la temporada que conseguiría el ascenso) y Mallorca, y la victoria ante el Marbella, el club entra en una racha negativa marcada por los goles en los últimos minutos: en cinco partidos seguidos, el Cádiz se dejaría la victoria o el empate en el tiempo de descuento.
Para entonces Hugo Vaca, secretario técnico, ya ha sustituido a Colin Addison en el banquillo, que ha durado únicamente cuatro jornadas. El cambio apenas ayuda, muy al contrario: tras la citada racha de puntos perdidos en el descuento, el Cádiz encadena siete derrotas consecutivas, convirtiéndose la hermanita de la caridad de la división de plata.
Ni los posteriores relevos en el banquillo de Jose Antonio Naya y Cacho Heredia (al que Marcelino Pérez le pone el carnet de entrenador) sirven para paliar una sangría que ya no tiene fin. Los amarillos suman únicamente cuatro victorias en toda la temporada.
La temporada se resumen con esa imagen tragicómica, que dio la vuelta al mundo, de una escasa veintena de aficionados, los únicos en todas las gradas, siguiendo los movimientos del juez de línea, en la última jornada de liga. El rival era un, por entonces desconocido Villarreal: pocos podían imaginar entonces que ambos equipos, unidos por el sobrenombre de Submarino Amarillo, estaban intercambiando allí sus trayectorias: uno caminaba hacia la gloria en Europa; el otro, hacia las catacumbas de nuestro fútbol.
CREACIÓN FICHA: 04/02/2009
ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN: 15/11/2016
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