Temporada de ensueño para los cadistas. Hasta la fecha, esta fue la última vez que los amarillos lograron la permanencia en la máxima categoría, al concluir la liga regular, sin tener que recurrir a liguillas ni promociones de infarto.

Además, en esta campaña el conjunto cadista alcanzó el que es también, hasta la fecha, su mayor éxito en la copa del Rey, llegando a semifinales, en las que cayó ante el Real Madrid.

David Vidal, que había conseguido la permanencia ya la pasada campaña, vuelve a ser el técnico elegido para dirigir los designios del Cádiz CF. El gallego, una vez más, tendría que sustentar en los jugadores que ya tenía, y en nuevos valores de la cantera, ante los dos males que siguen azotando al club: pobre rendimiento de los fichajes, que no mejoran lo que hay (exceptuando a Husillos, máximo artillero, los Lajos, Sánchez Pose o Romo no cuajan); y fuga de talentos de la cantera: esta temporada le tocó el turno a Calderón, fichado por el Mallorca.

Así pues, el esqueleto del equipo lo forman Szendrei y Bermell (que se reparten la portería casi al 50% este año), veteranos de la casa como Manolito, Juan Jose, Chico Linares, Carmelo y Oliva, y la prolífica cantera, que a los ya "consagrados" Cortijo, Barla, Raúl Procopio, o Jose González une este año a Arteaga o Quevedo entre otros.

El enfrentamiento entre el técnico gallego y un Mágico González que ya está mostrando sus últimas gotas de calidad, llega a sus máximas cotas en esta campaña. La afición y el entorno tomaron partido por el salvadoreño, algo que posiblemente le costó el puesto a Vidal, que tras muchos años en la entidad, es destituido tras la jornada 29. Su lugar lo ocupa Colin Addison, aunque el que realmente mueve el "cotarro" es su ayudante, Ramón Blanco.

En las cuatro últimas jornadas, y cuando todo parece abocado a una salvación in extremis. Dos serias goleadas ante Mallorca y Barcelona nos sitúan en puesto de promoción, con el Celta pisándonos los talones. Pero el conjunto cadista vence en los cuatro últimos partidos por la mínima, ante rivales directos como eran Rayo, Tenerife y el propio Celta. De hecho, ante los isleños, el gol del triunfo la marcó Manolo Hierrao en propia meta. Con lo justo, una vez más, el Cádiz se quedaba entre los grandes.