Única temporada que preside Vicente Alonso González íntegramente, que no tuvo suerte, y que tras un año fatídico, una vez que el Cádiz salvó la categoría, decidió apartarse del fútbol y renunció a la presidencia.
Tras la excelente campaña realizada el año anterior, en la que los amarillos estuvieron a punto de lograr el sueño del ascenso, Sabino Barinaga continúa como máximo responsable técnico.
Pero pronto puede verse que las cosas no van a ser tan felices como hace unos meses. Como todos los años, los fichajes tienen un rendimiento desigual. Con Bocoya y Urruchurtu se vio que había portero y defensa respectivamente para varios años, Antolín Ortega da todo un recital en el centro del campo, mientras que los goleadores sudamericanos Soto y Quetglás cumplieron, aunque sin alardes. Frente a ellos, Espíldora, Del Pozo, Marfil, Rocamora apenas aportaron cosas positivas.
Con sólo cinco jornadas disputadas Sabino Barinaga (con el que muchos jugadores no tenían buena relación) es fulminado, pasando a ocupar su lugar Juan Arza, jugador y entrenador mítico del Sevilla FC. El navarro tampoco da con la tecla. Lejos de engancharse a la lucha por el ascenso, el Cádiz se ve envuelto en la pelea por eludir el descenso, y es que por aquellos tiempos, cuatro equipos bajan de forma directa, y otros cuatro promocionan.
Tras la salida de Arza, Adolfo Bolea, eterno hombre de la casa, se hace con el banquillo, como medida desesperada. El catalán coge un equipo que ya está en una dinámica muy negativa, y no hay mucho que hacer. El lastre del pésimo rendimiento lejos de Carranza pesa como una losa, y arrastra al equipo a los bajos de la tabla clasificatoria.
Ante un rival directo como el Tarrasa, el cuadro gaditano cae con estrépito en Carranza, y cunde el nerviosismo. De repente, un equipo llamado a ascender se ve peleando por seguir en la categoría. Todo queda para el último partido.
Esta última jornada es de auténtico infarto. El Cádiz acude a visitar al Nástic, matemáticamente descendido. El cuadro amarillo saca la única victoria de la temporada como visitante, victoria que se vio salpicada por el escándalo de la posible compra del rival. Un integrante del plantel del Cádiz declararía, años después, que no sólo se amañó el partido, sino que la idea partió de los jugadores. Amaño o no, lo cierto es que el triunfo fue vital para eludir el descenso, y es que todos los equipos estaban en un pañuelo. Diez equipos separados por tres puntos, y un solo gol valía pasar, del descenso, a estar libre de toda carga para continuar en Segunda.
El Cádiz debe enfrentarse al Barakaldo en una promoción a vida o muerte. Bolea no aguanta más en el banquillo, y Luis Escarti, entrenador del filial y natural de la ciudad vizcaína, se enfrenta a un importante marrón.
Sin embargo, el Cádiz se impone por un contundente 3-0 en la ida, y todo parece resuelto. No obstante, el partido en Lasesarre es un auténtico infierno, y el marcador final (3-2) no refleja lo duro que fue. Pero bien valió poder continuar otro año en Segunda, que, quien lo hubiera dicho entonces, habría de ser el del ansiado ascenso a Primera.
Tras un año durísimo y muy largo, Vicente Alonso deja la presidencia.
CREACIÓN FICHA: 01/04/2009
ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN: 07/06/2017
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