Gran candidato a formar parte de la sección "los que vinieron a comer pescaito".

La verdad es que ya desde su llegada la afición anda algo escamada. Un portero que no habla inglés (no hablemos ya español), extranjero sin casi experiencia, que viene a completar un puesto para el que ya hay dos futbolistas como Casilla y Dani. Su fichaje viene avalado por Quique Pina, presidente y dueño del Granada, y que mantiene estrechos contactos con el Udiense italiano, club que acaba de hacerse con los servicios del checo.

Para Javi Gracia era su guardameta suplente, y en Villarreal le llega la oportunidad de demostrar el porqué de su fichaje: Kiko Casilla es expulsado, y le toca a él tomar el relevo. Su actuación en dicho partido no es valorable: el filial castellonense llega poco, aunque cuando lo hace es letal.

Sin embargo, una semana después, Zlamal destapa su particular bote de las esencias. En una de las tardes más ridículas que se le recuerdan a un portero cadista, el checo encaja cuatro goles, a cada cual más grosero, en una segunda parte que bien puede definir lo que fue aquella horrenda temporada. Especialmente "simpático" fue el cuarto y definitivo gol de aquel partido.

Afortunadamente, nada más acabar el partido en Montilivi, termina también su paso por el Cádiz CF. Poco después de aquel encuentro, Javi Gracia es cesado, y llega Víctor Espárrago, que mantiene a Casilla en el titular, pero que se decanta por Dani Miguélez para el puesto de segundo portero (como es sabido, el canterano terminaría la campaña como primer arquero).

El esperpento de este portero se termina de consumar cuando la prensa publica que Zlamal viajó por sorpresa a Noruega, donde hizo una prueba para intentar fichar por el Viking. De haber convencido a los nórdicos, el Cádiz no habría puesto ningún impedimento a su marcha, a pesar de que esto ocurre con bastantes partidos aún por jugarse para concluir la liga. Dicho eso, dicho todo.