Central del que no mucha gente se acordaba ya tras venir de jugar año y medio en Israel, pero que tuvo un papel fundamental en las dos permanencias que consiguió el equipo en las temporadas que estuvo en el Cádiz sano y disponible para el entrenador. Pero a partir de ahí se lo comieron vivo las lesiones, especialmente en su rodilla, dejándolo en el dique seco dos años hasta que terminó por retirarse.

Repescado por el Cádiz como decimos, que lo sacó de Israel (vaya usted a saber qué hacía allí), llegó y enseguida se fumigó a su competencia por el puesto. Cala y Haroyan pasaron a ser jugadores testimoniales, mientras que el madrileño fue un valladar en la defensa cadista desde el primer día. Aparte de su famosa catapulta en los saques de banda (que sin embargo, poco aportó en lo ofensivo, más allá de su vistosidad) en lo importante, en defensa, cumplía con creces. Siempre seguro, siempre bien posicionado, se compenetró a las mil maravillas con Chust o con Fali o con los dos (si Sergio jugaba ese extraño 5-2-3).

Si queremos destacar algunas de sus actuaciones, podemos remitirnos a las de Villarreal en casa, … pero como contamos, estuvo inmenso en todos sus partidos, siendo un fijo de Sergio que nadie absolutamente se atrevió a discutir. Por no parar, no rotó ni el día del Camp Nou, en el que, en principio, Sergio dio entrada a la unidad B, pensando más en el siguiente partido que en aquel. Por supuesto, fue capital también para conseguir esa histórica victoria en el feudo blaugrana, que cambió de forma definitiva el destino hacia la permanencia.

Para la temporada 2022-23, otra vez, el central madrileño estuvo imperial de nuevo y de nuevo fue fundamental para que su equipo se quedara en Primera. Desde la primera jornada hasta la última (solo dejó de jugar tres encuentros de liga en todo el campeonato), solo el Pacha disputó más encuentros que él, aunque fue Luis el que acumuló más minutos. Lo que da una clara idea de lo vital que ha sido para Sergio González.

Incluso en el horrendo inicio liguero con cinco derrotas y tantos goles encajados, no salió en la foto, al contrario, evitó males todavía mayores. Por no salir señalado, no lo estuvo ni el día de la goleada en Vallecas, en el que le tocó hacer de lateral derecho ante la expulsión de Iza. Vale para todo el bueno de Luis, y cumple con creces en todas las posiciones y partidos. Es más, lo hace en esa misma posición en la épica victoria frente al Atlético. Lo dicho, confianza absoluta de Sergio en él. Normal que el club se apresurara a renovarlo en plena competición.

De ahí hasta el final de temporada, inamovible en el centro de la zaga. Y eso que le tocó adaptarse a múltiples compañías (Momo, Fali, Meré…), pero él, era fijo siempre en la foto, haciendo algunos partidos memorables, como el de San Sebastián, por dar algún ejemplo.

No se imaginaba el bueno de Luis la que se le venía encima. El central madrileño vivió un infierno en la temporada 23-24, y su equipo lo sufrió con él. Tan importante fue su participación el año anterior para mantenerse, como su ausencia para bajar al siguiente. El central empezó la temporada como acabó la anterior, en su pico de forma, dejando grandes actuaciones como la que tuvo en el Olímpico de Barcelona o luego en casa contra el Almería, gol incluido.

En octubre sin embargo se torcía todo cuando el zaguero recaía justamente de la lesión de la que se había operado solo unos meses antes, en junio, tras concluir la pasada campaña.

Lo que en principio iba para un mes, se alargó nada menos que tres, teniendo que esperar a enero para verlo de nuevo en acción. Y mira que necesitaba el equipo (que seguía entonces sin ganar desde que lo hiciera frente al Villarreal en septiembre) necesitaba de toda la ayuda que se le pudiera dar, pero ni por esas. Tras disputar dos jornadas, el central levantaba la mano de nuevo, y ahora sí, se tomaba la decisión, viendo el cariz que está tomando la situación clasificatoria, de asumir que se perdía lo que restaba de temporada (llegando a ser operado ese mismo mes de enero). Entonces no lo sabía, pero no volvería a jugar de nuevo.

El club hace uso de su ficha para incoporar nuevos jugadores en el mercado invernal. Hasta ahí todo normal. Pero es que llega septiembre, y con el equipo en Segunda, el zaguero sigue sin recuperarse, y tampoco se le da ficha. Van pasando los meses y en el mercado invernal de esta nueva campaña, ante el desastre perpetrado por el club en materia de fichajes, se le asigna dorsal pero por no dejarlo vacante, porque para entonces, ya se adivina que no se volvería a recuperar, como así fue.

El verano siguiente, la entidad decide rescindir el año de contrato que le quedaba, y dadas las circunstancias, el futbolista cuelga las botas.