Complicado año el que ha sufrido Raúl Navas, y lo que aún le queda.
La temporada pasada el meta gaditano tenía a la afición a sus pies. Sus actuaciones en la meta cordobesista fueron determinantes para que los blanquiverdes salvaran la categoría. Pero llegó el escándalo del Hércules, y aunque nunca se probó nada, el daño ya estaba hecho. Con el ambiente algo enrarecido empezaba la temporada en la que, sin embargo, la grada parecía estar de su lado y mostrar así su rechazo a las acusaciones de que fue objeto durante el verano, en referencia a un presunto soborno del club alicantino.
Comenzó siendo el portero titular y teniendo actuaciones destacadas, hasta que diciembre se lesionó tras ser pisado por un contrario y comenzó su particular calvario. Recuperación de la lesión, duras críticas por personarse en Cádiz a una sesión de carnaval (la afición entendió que eludió sus obligaciones profesionales con este hecho), vuelta al terreno de juego con errores puntuales (como contra el Elche) y finalmente, encontrarse con su nombre en una lista de jugadores candidatos a quedarse sin contrato por un ERE. Todo ello con la afición ya totalmente de uñas con él, cuando no hacía mucho había sido uno de sus principales ídolos. Terminó jugando 17 partidos en toda la campaña.
Estas noticias de posible despido parecían acercar al gaditano de nuevo a la portería de Carranza, aunque esos rumores se han apagado ante la incertidumbre de saber quién dirigirá los designios del club la próxima campaña