El peor Cádiz, con diferencia, de Garitano se llevó un serio correctivo en Albacete, que pone a todo el mundo en su sitio, y que deja bien a las claras cual es el objetivo para este año, el que desde verano y más aún en la ventana de invierno ha marcado la directiva con su pésima gestión de fichajes y renovaciones. Hablar de playoff es un insulto a la inteligencia, y la permanencia no está ni mucho menos conseguida todavía.
Todavía no sabemos si se ha presentado el Cádiz a este partido, porque lo que es tirar a portería, aún no está claro si lo hizo. Ya se vio desde casi el primer minuto que este encuentro iba a acentuar el bajón que ya se vio ante el Castellón. Con la excepción del barullo de jugada visto en el minuto seis en el que Chris Ramos casi sin querer, consigue batir en el área chica al meta rival, las ocasiones fueron siempre en el otro marco. En el minuto 8 ya tenían los locales la primera ocasión tras un corner fatalmente defendido, y solo tres más tarde, Riki hacía temblar el poste de David Gil, de nuevo tras un desajuste defensivo.
Los amarillos intentaban el juego entre líneas, sobre todo con De La Rosa, pero al de Punta Umbría se le apagaba siempre la luz cuando llegaba a la zona definitiva, sin encontrar ni pase ni línea de tiro. Lo que sí encontraba el conjunto manchego, que en el minuto 33 obligó a nuestro portero a su mejor intervención de la tarde, tras un disparo de gran potencia de Lazo.
El descanso llegó como agua bendita para los de amarillo, que casi no se habían presentado en el primer acto. El técnico visitante no solo tuvo que hacer ajustes de posición ya con el juego en marcha, sino que aprovechó el parón para meter dos cambios (dando entrada a Matos y Sobrino por Climent y Carlos Fernández), lo que era un indicativo claro que ni se había planteado bien el partido, ni estaban saliendo bien las cosas.
Pero lejos de cambiar el rumbo, los cambios casi incidieron más aún en los problemas. Y ante tanta inoperancia, la desgracia tendría que llegar tarde o después. Ni siquiera Ontiveros (que fue el único que lo intentó, con un derechazo que se fue desviado) pudo marcar diferencias. Total, que en el minuto 65 llegaba el primer directo a la mandíbula: centro perfecto de Morcillo desde la izquierda, y ante la caraja entre Chust y David Gil, Martón, que acababa de salir, hacía el 1-0. No había que ser Menotti para darse cuenta de que a partir de aquí, todo iba a ir solo a peor.
Chris Ramos tuvo sin embargo la oportunidad de hacer daño y cambiar el devenir de los acontecimientos, pero el disparo de gaditano se quedó en pase a las manos del meta albaceteño. A reglón seguido, el golazo de Pablo Saenz, que encontró la escuadra rival, firmaba el acta de defunción amarilla. No había nada que hacer.
La debacle se cerraba con la expulsión de Fali, que confirmó que ya no está para esto, con la misma rapidez y reflejos que un buey para darse la vuelta ante la mala cesión de un compañero, haciendo falta como último hombre y como tal, viendo la roja directa (como sería la cosa, que el valenciano, siempre tan vehemente, no la protestó). El cuadro se completaba con el tercero cuando apenas faltaba un minuto para el final.
Nueva sesión de tortura (que razón tenía Yuyu en su popurrí) para los aficionados cadistas, en casa y desplazados, que obliga a mirar al partido de Málaga otra vez con tiento y palpándose la ropa. Que no nos pase nada en las doce jornadas que quedan.
Foto: cadizcf.com