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AQUÍ VIVE LA HISTORIA DEL CADIZ CF

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Desesparante inoperancia

02 de noviembre de 2024

Ficha en la web:
Sporting Gijón - Cádiz (2024-2025)

En la jornada de la vergüenza, que no se debió jugar en humana solidaridad con nuestros conciudadanos que están sufriendo los gravísimos efectos de la DANA acontencida esta semana, el Cádiz se dejó la suya torera otra vez en casa, y acumula otra derrota y lo que es peor, sin tirar a puerta en 96 minutos de juego. El equipo sigue avisando de que se va al hoyo; y luego todo serán lamentos, pero no se podrá decir que no estaban dando estas señales desde bien prontito en la liga.

Cualquiera que estuviera viendo el partido hoy sabía que como mucho, podíamos aspirar al 0-0. Sí, el Cádiz por momentos podía presionar activamente a su rival y complicarle la salida de balón, pero tras trece jornadas ya todos sabemos que este equipo falla pecaminosamente en las dos áreas, y así es imposible. Así se escribe la historia del encuentro, una vez más.

Ya se debió adelantar el Sporting cuando a los diez minutos, su delantero Otero fallaba una ocasión clamorosa, la más clara (exceptuando el penalti) de la tarde, tras recibir un excelente pase de la muerte de su compañero (que ganó con facilidad la espalda a la zaga amarilla). Sin portero ni oposición ninguna, le pegó con la espinilla y la mandó fuera para incredulidad de unos y otros.

La réplica cadista llegó de la mano de Ocampo (uno de los pocos que hace algo distinto en este Cádiz) solo cuatro minutos después, cuando su centro se paseó por delante de la portería del excadista Rubén Yáñez, sin que ningún delantero visitante pudiera contactar con el balón y remachar a las redes. Poco después, el uruguayo asistió a Iván Alejo, que pegó un churro de tiro desviado cuando tenía mejores opciones (la campaña del vallisoletano está siendo especialmente desastrosa).

No sufría mucho el conjunto de Paco López en defensa, pero ya está ahí el equipo cadista para complicarse la vida él solito y darle vida al rival. Una falta de coordinación concedió un corner, que luego, encadenando fallos, fue defendido por un solo jugador, permitiendo el centro fácil del jugador asturiano, que Chris Ramos remató a puerta (tercer error seguido) al encontrárselo enfrente. Pues eso, hermanas de la caridad.

Quedaban todavía veinte minutos para el descanso, pero lo mejor que pasó fue que se llegó con este resultado al mismo, porque los visitantes quedaron completamente noqueados y no fueron capaces de reaccionar. La presión ya no se coordinaba correctamente, y ahora era el cuadro rojiblanco el que pisaba campo contrario como quería. Suerte que tampoco lo quiso aprovechar.

En el segundo acto, los amarillos se volvieron a poner el mono de trabajo para intentar asfixiar a su rival. Y si bien es cierto que de nuevo consiguieron este objetivo, daba verdadera lástima observar la más manifiesta de las incapacidades para llevar el cuero al área rival con un mínimo de peligro. Todo siempre muy fácil de despejar por portero y defensa rivales. Paco López empezaba a oler que la casa se quemaba, y se fue tirando arriba con todo. Ontiveros arriba, cambio de esquema con solo tres defensas...nada. El Cádiz seguía haciendo menos daño que el pescado hervido.

Rival embotellado pero sin tiros a puerta es imposible. Solo Kouamé tuvo de verdad una ocasión digna de hacer pensar que se podía empatar, pero su cabezazo se salió alto.

Cuando ya se consumaba el enésimo desastre, una mano de Chust en el área obligaba al colegiado a señalar penalti que los sportinguistas transformarían, certificando así una nueva derrota gaditana. Y lo que queda.

La expulsión al final ya de Paco López, clara metáfora de lo que hay.

Foto: cadizcf.com