20 de octubre de 2024
Ficha en la web:
Sí, así de triste es, pero la realidad no desaparece porque no se nombre o no se la mire directamente. Este equipo, que no ha podido todavía ganar en casa, no da para más que en pensar en el milagro de que alcance 50 puntos y encuentre cuatro equipos (ya no son tres como la temporada pasada) peores que él. Y según van pasando las semanas, esa posibilidad parece cada vez más difícil.
Lo mismo da que se venga de la máxima categoría, de la ventaja competitiva que tiene sobre sus rivales gracias a las ayudas de la liga...todo eso es pasado ya, y se ha vuelto a dilapidar (como se hizo con el hecho de llevar cuatro años en Primera cuando otros acababan de llegar). El Cádiz continúa exactamente con la misma inercia que el curso anterior le llevó a firmar una de las peores actuaciones en Primera no ya propia, sino de todos los clubes que han pasado por la misma.
Pero claro, cuando te sigues empeñando en repetir la receta con los mismos ingrendientes una y otra vez, a la misma temperatura, con el mismo tiempo de cocción...no te puede extrañar que el plato que te resulte al final siga siendo la misma bazofia que se llevan comiendo los abonados desde hace 15 meses (o alguno más, pero vamos a poner ahí el límite), particularmente en su propia casa. Jugadores como Alex Fernández, Iza, Fali, Sobrino, Escalante, Alejo, Chust, ... y a los que tenemos que agradecer PARA SIEMPRE todo lo que nos dieron en una de nuestras mejores épocas futbolísticas, hace ya mucho tiempo que es evidente que terminaron su ciclo aquí y que esa flecha hacia arriba que tenían cuando nos llevaron a Primera, ahora la tienen descaradamente hacia abajo, y veremos a ver si no nos devuelven al pozo del que nos sacaron. La prueba es que lo poquito que estamos pudiendo ver aceptable de alguien vestido de amarillo esta campaña está viniendo de gente como Ontiveros, Kouamé o incluso Carlos Fernández, como la pasada campaña pasó con Robert Navarro por poner algún ejemplo.
Ciñéndonos al partido de hoy, la primera parte de los amarillos fue más que aceptable, teniendo en cuenta además que teníamos enfrente al que ya empieza a ser un muy sólido líder de la categoría. Con Ontiveros y Ocampo liderando el ataque local, y soportados por atrás por el cemento que aportaba Kouamé, los cadistas dominaron claramente el primer cuarto de encuentro, y en solo seis minutos ya habían fabricado dos ocasiones de gol, con sendos remates de cabeza de Carlos Fernández y Chris Ramos que no encontraron el premio del gol. Las sensaciones eran buenas, y se soñaba con sacar algo positivo del duelo.
Pero como suele pasar siempre en estos partidos, el visitante fue cogiendo aire poco a poco, y según se acercaba el ecuador del primer asalto, iba empatando a puntos. Andrés Martín, de los más destacados de los montañeses, fue el primero en probar a David Gil. Aunque la ocasión más clara del partido (más incluso que el propio gol racinguista) la tuvo el aierte sevillano del Cádiz, en el minuto 33, cuando tras una jugada fantástica de Ocampo apurando la línea de fondo, centraba atrás para que el espigado delantero solo tuviera que rematar a puerta vacía. Para su desgracia, y la de todos nosotros, el cadista no era todo lo contundente que hay que ser, y se encontró como Mario García le negaba el gol poniendo el cuerpo. Inmenso "uy" en la grada.
Siguió el cuadro de Paco López insistiendo hasta el descanso, pero ya sin realmente poner en apuros al portero rival, como sí haría Sangalli ya en el descuento, obligando a David Gil a repeler su disparo de forma poco ortodoxa, pero es que no tuvo más remedio. El empate, relativamente justo, aunque reflejaba la escasa pegada que tiene el Cádiz arriba, una vez más. No se pueden perdonar ocasiones así.
Porque pasa lo que pasa en defensa. La desconexión del equipo cadista en la segunda parte es para poner en cursos de entrenadores. No sabemos si fue lo que se dijo en el vestuario, o si fue el tremendo error de Chust, queriendo sacar el balón jugado cuando estaba rodeado de rivales, lo que mató al once amarillo. Si bien el Racing no aprovechó el regalo de plantarse solo ante el portero del central valenciano, fue el soplido que casi sin esfuerzo, derrumba la casa de paja que es la zaga de cadista.
El Racing olió el miedo al que apesta este equipo nuestro, y solo tuvo que apretar un poquito más la soga. En el minuto 56, tras la enésima acción mal defendida, hacía el 0-1 a la salida de un córner. A partir de ahí, no había que tener el carnet de entrenador para saber que el Cádiz no iba a sacar nada del día de hoy. Parada de motores inmediata.
Todo lo que intentó la escuadra local, entrenador incluido, a partir de ahí, fue todo desde las gónadas y no desde la cabeza. Arreones aquí y allá, pero sin plan ninguno. Y el equipo cántabro, a nadar, guardar la ropa y desquiciar a un rival que se desquicia solo ya de por sí. Ni los tímidos intentos de Carlos Fernández, ni de Ontiveros, ni el debut de Melendo, ni la entrada de un Alejo y Escalante (que volvieron a estar horripilantes), ni Sobrino fallando como siempre con esa técnica que tiene (suya fue la mejor ocasión del segundo acto, en el minuto 86, pero si tiró se fue muy desviado, y si centró, lo hizo con una fuerza imposible para que nadie lo alcanzara), ni el totalmente desapercibido Mwepu (por mucho que todos se dieran muchísima prisa en sacar de banda) iban a tener argumentos sólidos para salvar al menos un punto, que hubiera sido igualmente insuficiente después de esta sequía de victorias en casa, pero que es ya el premio de consolación al que se tiene que agarrar este equipo.
Al final del choque, pitidos de los pocos que quedaban en el estadio, que ya no saben que hacer. Mucho están aguantando. Este equipo hace 15 meses que no le da absolutamente nada.
Foto: cadizcf.com