¿Que el árbitro pita una pena máxima un poco rara, ante la torpeza de Matos de abrir totalmente los codos en el área, y que luego viene el rival y lo falla? No pasa nada, se hace otro todavía más absurdo (de futbolista ya percherón que ya no hace gracia en los informativos) para que el rival marque. ¿Que recibimos nosotros uno a favor, aunque sea ya con el partido sentenciado? Sin problema, lo tiramos fuera también. Y así podríamos estar toda la noche, como Sabina. Pero la realidad es que el Cádiz dio una imagen absolutamente penosa, que no tuvo apenas ocasiones de gol, que se mostró insultantemente débil en defensa, que suma otra derrota consecutiva, y que se hunde en la clasificación sin remedio. El objetivo del ascenso, que ya era evidente para muchos de nosotros que era un espejismo, es ya una quimera y ahora queda agarrarse al de no bajar. Tela.
El que quiera se puede quedar con que los dos penaltis en contra son más que discutibles. Perfecto. Pero ni antes de llegar el primero, ni después de llegar el segundo, los amarillos (hoy de un blanco con azul muy raro) mostraron absolutamente nada que llevarse a la boca. Ahogados por la presión del Huesca, en cuanto pasaban del mediocampo se les apagaba la luz sin remedio. Solo Ontiveros por la izquierda inventaba de vez en cuando, pero solo veía camisetas blaugranas cuando levantaba la cabeza. Tampoco es que el Huesca llegara mucho, pero era obvio que se jugaba a lo que ellos querían, y que el duelo se estaba ajustando muchísimo más a su plan.
Así como Kouamé si daba razones al técnico por darle la titularidad, Alcaraz estuvo completamente inhibido, y sin su participación es muy difícil que los nuestros hagan transiciones dignas. Si luego atrás está Fali para comandar la fiesta, apaga y vámonos. Ni siquiera se supo aprovechar el momento lógico de bajón sufrido por los locales cuando éstos erraron su primer penal; aquello ocurrió en el minuto 25, y no fue hasta el 37 que el Cádiz hizo por fin su primera jugada de peligro, en un disparo a la media vuelta de Alex Fernández casi pisando área chica. El portero estuvo atento para repeler, y Chris Ramos no llegó por un milisegundo al rechace.
Cuando parecía que nos íbamos a la caseta sin haber visto nada de nada, llegó la segunda pena máxima, y ahora sí, el balón fue a la red. El Cádiz se iba a la lona y volvía a vestuarios reptando por el césped.
Mala cosa cuando el entrenador tiene que hacer dos cambios ya en el descanso, señal inequívoca de que la máquina no carbura. Zaldúa entra para dejar en la ducha a un horroroso Matos, y Carlos Fernández hace lo propio con un Iván Alejo más preocupado de sus guerras que solo le interesan a él. Ya antes se había ido Fali a la caseta, después de la jugada del penalti cometido por el mismo. El valenciano no está ya para esto.
Pues no hubo tiempo para ver si Paco López acertaba con los movimientos. Apenas llevamos tres minutos de reanudación cuando un balón largo, la jugada más antigua del mundo, sirve para que Soko deje en evidencia la carrera de Chust, y a David Gil, que en vez de salir al encuentro, empieza a recular, dando toda la ventaja al delantero, que fusila. Adiós muy buenas. Todos sabíamos ya que no había remontada posible.
Sí, se jugó ahora más en el campo del Huesca (solo faltaba) pero no veíamos ni una sola razón para la más mínima esperanza, que quedó aniquilada definitivamente cuando en el minuto 62 los oscenses realizaron una jugada de tiralíneas (creo que no hemos visto ni una sola así a los nuestros en estas ocho jornadas) para, tirando de clásico, apurar a línea de fondo, y centrar para marcar a placer. Que tampoco se trata de reinventar la rueda, si con los básicos ya nos conformamos. Lo peor, que nos queda media hora de seguir torturando a nuestros globos oculares.
Ni siquiera desde los once metros marcaba el Cádiz. Ahora era a favor, y Alcaraz, para confirmar posiblemente su peor partido de amarillo, la manda fuera. Hay días (o años, o lustros) que es mejor no levantarse.
El gol de Sobrino (la ironía se cuenta sola) en el minuto 86 solo sirvió de anécdota, para cerrar una noche aciaga (otra más) en El Alcoraz, y poner ya a este Cádiz contra las cuerdas. Y solo llevamos cuatro días de octubre.
Foto: cadizcf.com