07 de diciembre de 2023
Ficha en la web:
Vaya espanto que hemos tenido que presenciar hoy. Empezando por la Federación, que siguió adelante con la celebración de este partido cuando el terreno de juego claramente estaba impracticable, y siguiendo por el Cádiz, que otro año más, nos regala una humillación copera inexplicable e inaceptable. Noche de perros para el cadismo hoy.
Todavía a esta hora resulta inexplicable que el árbitro y la RFEF se empeñaran en seguir adelante con el partido. Una hora antes del mismo cualquiera hubiera apostado por la suspensión: el césped estaba completamente anegado y más bien parecía una piscina de waterpolo. Pero nada. Business is business, y es muy incómodo eso de tener que replanificar partidos porque el calendario está como está. A jugar que son dos gotas.
No cabe examen futbolístico cuando la pelota era imposible de controlar y manejar. Los jugadores tenían que ponerse la bola en el aire haciendo la cuchara y pegarle un patadón para delante, ese era todo el argumento ofensivo que se podía ofrecer, dadas las circunstancias. Pero hasta aquí la disculpa a los jugadores. Porque una vez que pita el árbitro, las circunstancias son las mismas para ambos, por mucho que los visitantes jugaran con varios suplentes. El rival era el colista de su grupo en 2RFEF, cuatro categorías por debajo.
Pues a las primeras de cambio, 1-0. Es verdad que la portería hacia la que miraba la Arandina en la primera mitad estaba algo mejor, pero no se puede empezar ya perdiendo cuando apenas se llevan cuatro minutos de juego. Pero el Cádiz de ahora es lo que da. Se le ponía todo en contra al cuadro de Sergio González, que a ver como se las apañaba para empatar en esas condiciones.
Consiguió hacerlo sin embargo en el minuto 34, tras varios intentos comandados por Ocampo. Hacemos aquí un alto para lanzar la reflexión sobre si, en semejante superficie destroza músculos, el uruguayo y San Emeterio deberion salir de inicio, o siquiera jugar, considerando que están apenas empezando su readaptación tras sus lesiones.
Fue el cántabro precisamente el que logró el empate de la única forma que se podía, tras balón colgado al área, y recoger un rechace de un remate de Jose Mari que se fue al poste. Parecía que llovía menos, en todos los sentidos.
Cuando en la segunda mitad parecía que ahora sí, el equipo de superior categoría parecía hacerse con el control del partido (todo lo que permitía el día), otra acción a balón parado mal defendida (que cruz) permitió a los castellanos cabecear a la red el segundo tanto. Ahora sí que se ponía fea la cosa, porque quedaban apenas 20 minutos.
Tuvieron sus ocasiones gente como Negredo, Lucas Pirez, Sobrino o Zaldua, pero sus disparos, como el día, salieron torcidos. Poco que comentar, es que el partido no daba para más.
Otro ridículo copero más, que solo será perdonado si se comienza la remontada en liga y se termina consiguiendo el objetivo. Porque la falacia de que hay que tirar la copa para centrarse en la liga y la permanencia es eso, una falacia. Que le pregunten al Sevilla campeón de UEFA el año pasado, o al Elche tristemente descendido durante varios meses (como ejemplos contrarios, y hay docenas como éstos).
Foto: cadizcf.com