No es que sea, precisamente, la faceta por la que se fichó a Garrido del Barakaldo, pero lo cierto es que en el equipo vasco, tenía unas cifras goleadoras más que aceptables para ser un centrocampista de corte defensivo.
Hacía justo un año, en enero de 2014, que el de Getxo hacía su último gol en partido oficial, con el cuadro gualdinegro, para ganar en el campo del Puerta Bonita. Poco después llegó a Carranza y desde entonces, había disputado 31 partidos ligueros sin encontrar las redes contrarias.
Hasta que ayer abrió el marcador para los suyos en el minuto 15 frente al Arroyo. Un gol poco ortodoxoso, con el pecho, pero que vale igualmente para seguir sumando puntos