Tras dos temporadas sin demasiado éxito en el extranjero, en el verano de 2009 estalla la bomba en Cádiz: el que fuera internacional por España, muy unido a Cádiz y su provincia (donde ha pasado varios periodos cuidándose con Lorenzo Buenaventura) es el fichaje estrella no ya del Cádiz en su vuelta a Segunda, sino de toda la categoría.

Lo cierto es que el fichaje de Tristán llegó con polémica, y es que su entrenador entonces, Javi Gracia, no contó demasiado con el sevillano, y dejó entrever que era un fichaje que le había "colado" la directiva, pero que él no había pedido.

De hecho, el papel de Diego en la primera mitad de competición es bastante discreto. En los 13 primeros partidos sólo es titular una vez, y apenas juega minutos, entrando casi siempre en la recta final de los encuentros que el Cádiz tenía perdidos.

Para la jornada 14, el Cádiz ya da evidentes síntomas de su escasa calidad, y tras la debacle de Girona, Gracia decide revolucionar un poco el equipo, y en esa revolución tiene cabida el de La Algaba, que sale titular contra el Celta, anotando su primer tanto con la camiseta amarilla, para conseguir un triunfo muy importante. A partir de ahí, Tristán empieza a entrar mucho más en juego, pero como ya se ha comentado, su equipo no da mucho más de sí. Son pocos los balones que le llegan, pero cada vez que toca el cuero, se le nota que tiene algo diferente, una clase que la mayoría de sus compañeros no pueden aportar. Por otro lado, se le nota algo lento, aunque siempre pelea y lucha hasta donde le llegan las fuerzas.

Los que esperaban morbo y polémica con el sevillano fuera del campo se quedan decepcionados. Tristán, como buen veterano, es un ejemplo de respeto a sus entrenadores, y aunque se muere por jugar y no le gusta que lo siente en el banquillo, jamás dice una palabra en contra de sus técnicos.

La llegada de Espárrago le da esperanzas de tener más minutos. Tras varias probaturas que hizo el uruguayo, dio por fin con su equipo ideal, en el que el sevillano tenía la posición fija de nueve, que alternaba con Ogbeche, con quien se entendió a la perfección. Juntos, hicieron soñar por algunas semanas a la hinchada cadista con la permanencia que, finalmente, se fue al garete con el esperpento de Huesca en la penúltima jornada.

Al final Tristán terminaría con ocho dianas en su haber, sólo una menos que el máximo goleador, si bien es verdad que dos de éstas las hizo en el último encuentro frente al Numancia.

Consumado el descenso, Diego rehúso la renovación muy a la baja que se le ofreció, esperando poder encontrar acomodo en algún conjunto de Segunda, algo que finalmente no ocurrió.