Blanco se crió en la cantera sevillista, donde estuvo de juvenil. Sus maneras le valieron para llamar la atención de los seleccionadores nacionales. Unas veces por lesión, y otras, por azares del destino (España no participó en una eurocopa de la categoría entonces por jugarse en la "satántica Rusia") no terminó de destacar en la sub21.

Estando en la estructura del club nervionense, fue cedido a varios equipos (Coria, Levante o Puerto, que se convertiría posteriormente en el filial sevillista) hasta que por fin da el salto al primer equipo, en la temporada 60-61. Por aquel entonces no hay sustituciones en los encuentros, y Blanco no encuentra su sitio, participando únicamente en dos partidos coperos.

Tras esto, es traspasado a Las Palmas, donde comienza su periplo por distintos equipos. El destino le llevaría a Jaén, Cádiz, Celta y Recreativo: en todos ellos fue el máximo goleador de su equipo.

Concretamente en Carranza estuvo una única temporada, donde tuvo un rendimiento espectacular, haciendo 15 goles en tan sólo 23 partidos de liga. Todavía hoy cuesta entender que el club no hiciera más por retener a Blanco.

En el club Decano tuvo su etapa más larga, de cuatro años, tras la cual se retira, para establecerse como empresario en la ciudad onubense. En años sucesivos, Blanco formaría parte en varias ocasiones de la directiva albiazul, siempre como director técnico, encargándose de los fichajes.