Aunque lógicamente, mucho menos conocido, Guillermo Delgado fue un caso similar al de Alfredo Di Stéfano en los años 50.

Por aquel entonces, en el fútbol colombiano se produjo un importante conflicto entre la federación de ese país y los clubes, que se asociaron y formaron un campeonato aparte. La FIFA amenazó con sancionar a los clubes y a todos los jugadores que participaran en esa liga paralela, pero muchos futbolistas desoyeron la amenaza ante los importantes salarios que pagaban las entidades del país cafetero.

Uno de ellos fue precisamente el zaguero peruano Guillermo Delgado, excelente defensa central, internacional con su país, y que se enroló en las filas del Deportivo de Cali.

Tras cinco temporadas en el club colombiano, y con la espada de la FIFA a punto de caer sobre su cabeza, Guillermo se marcha a España para intentar continuar su carrera, ocultando el hecho de que la FIFA le había impuesto veto. Lo intentó primero en el Zaragoza, y posteriormente, le fue ofrecido al Cádiz de Márquez Veiga, que tras verlo en una prueba, lo fichó sin dudarlo: su calidad estaba muy por encima de la media del equipo. Su ofrecimiento se explicaría poco después.

Tras ser alineado en doce partidos, el presidente cadista recibió la "recomendación" de que Delgado no fuera más convocado. El jugador estaba vetado por el conflicto colombiano, y de seguir jugando, la entidad amarilla se enfrentaba a posibles sanciones. El presidente cadista, que no sabía de la involucración del central en todo ese lío, no lo dudó, y dio la orden de mandar al jugador a la grada.

Delgado se retiraría tras esto, pero permaneció en Cádiz, como segundo entrenador del equipo, y llegando incluso a dirigirlo en algunos encuentros.

Falleció en Cádiz el 29 de marzo de 2014, a los 83 años de edad.