Destrozó récords de anotación en la cantera (en su último año en el filial dejó 45 goles en su haber, permitiendo al equipo B regresar a Tercera tras muchos años deambulando por categoría regional), pero nunca se terminó de confiar en él para el primer equipo. Fue cedido en varias ocasiones, y al negarle Oli, en el verano de 2006, ficha con el primer equipo (en detrimento de un Miguel Ángel Guisado que tampoco aportó nada) optó por abandonar el club.

En 2012, regresa tras haber acumulado mucha experiencia en la categoría de plata. Un fichaje que sorprendió mucho, pues pocos contaban con el gaditano para jugar en Segunda B, cuando aún daba la impresión de tener calidad para militar en categoría superior.

Lo suyo en esa temporada es casi para escribir un libro. Está llamado a liderar el proyecto, a ser el abanderado del mismo, en palabras de Gaucci. De hecho, es el único que tiene una presentación individualizada ante los medios. Digamos que fue el fichaje mediático, el que debía enganchar a la afición, justificar abonos de socio, vender camisetas.

Y así fue durante el primer cuarto de campeonato. Ejerce como capitán desde el minuto, al que todos admiran y respetan, y muestra su calidad marcando y dando goles. Pero nada más. Nueve partidos. A partir de la jornada 10, la mediocridad del equipo le pasa por encima, como al resto de jugadores y cuerpo técnico. Sin apenas balones francos en ataque, Pablo Sánchez se va convirtiendo, poco a poco, en un jugador vulgar, que no sobresale del resto, y peor, que no justifica el elevado salario que tiene, comparado con sus compañeros no ya de equipo, sino de categoría.

Tanto es así, que el que debía ser la estrella del equipo, en el último tramo liguero, empieza incluso a desaparecer no sólo del once inicial, sino de alguna convocatoria. Nadie levantó la voz para protestarle a Agné dichas decisiones. Su sequía goleadora es inaceptable (sólo marcó en cinco partidos de liga).

En un solo año, pasa de ser la estrella rutilante, a tener el cartel de transferible. Ante la falta de ofertas que convenzan al jugador, el club decide de forma unilateral rescindirle el contrato el primer día de pretemporada, por lo que no siquiera llegó a entrenar en la primera sesión.

Foto: cadistasfinos.com