Jugador muy querido y apreciado por la afición cadista, llega en el mercado invernal de la temporada 2008-2009, al no tener continuidad en el Valladolid.

Llega como lateral derecho, pero en dicha banda está un inmenso Cristian que le obligaría a reconvertirse como zurdo, pese a que allí juega otro monstruo como es Raúl López.

Tras la lesión de éste en Irún, le llega su hora, convirtiéndose en actor principal y muy importante de ese playoff y el ascenso que conllevaría. A partir de entonces, sería un jugador clave e inamovible en el lateral izquierdo.

Un año después, juega prácticamente todo, primero con Gracia, y después con Espárrago. Junto con Cristian, formaría una de las mejores parejas de laterales que ha tenido nunca el Cádiz en su historia. Si ese año descendió el equipo, desde luego, no fue porque no tuviera unas bandas de calidad.

A pesar del descenso, el madrileño permanece en el equipo, donde ahora con Jose González, vuelve a ser indiscutible. En este caso sería en su demarcación natural, como lateral derecho. Tampoco tuvo mala pareja ese año el Cádiz, con Raúl López por la otra banda. Desgraciadamente, el trabajo de ambos no sirvió para evitar el tremendo fiasco de Miranda de Ebro.

Y a partir de ahí, se monta el gran lío con el jugador. Cifuentes negocia para irse a Grecia, donde lo reclama Javi Gracia. Al final, el acuerdo con el club heleno se rompe, y se monta el lío con la baja del lateral, sobre si se recibió o no en el tiempo adecuado.

Cuando llega Quique Pina al Cádiz, el empresario murciano es tajante: afirma que no cuenta con él, por no estar comprometido con el proyecto del club (por haber intentado salir con anterioridad).

El divorcio es total y finalmente, el jugador termina firmando por el Recreativo de Huelva, con el que competiría en Segunda División.