Futbolista completamente desconocido cuando llega a Cádiz, pero que mostró cosas interesantes en lo poco que pudo jugar de amarillo. No tuvo tiempo de arreglar el desastre que había cuando por fin la directiva se decide a traer nuevos efectivos.

En una posición maldita durante todo el año por las lesiones como fue la de central, Pellegrino se decide por él para el centro de la zaga para el partido frente al Atlético de Madrid, un mes después de su fichaje. El sirio cae de pie, y disputa el duelo completo del reencuentro con la victoria. No solo eso, sino que su contribución fue muy importante para alcanzar dicho éxito. Por si eso fuera poco, pese a su desconocimiento del idioma y de la cultura local, el zaguero se muestra de lo más comprometido e integrado con los suyos, totalmente entregado a la tarea de intentar salvar de la quema al equipo.

Así las cosas, Pellegrino se enamora de él, y lo alinea en las cinco jornadas siguientes, siendo titular en cuatro de ellas. En todos los partidos, cumple con más o menos acierto, mucha sobriedad y sobre todo mucho poderío físico.

Por desgracia, en el duelo frente al Granada en casa, tiene que retirarse en el descanso. Lo que parecía un esguince de tobillo que incluso alguno pensó que podría resolverse para el siguiente partido en el Bernabéu, resultó ser más grave de lo que parecía, y le impidió ya disputar ningún minuto más en lo que quedaba de campeonato. Otra losa más, la enésima, a un Cádiz al que nada le salía a derechas y que daba así con sus huesos en Segunda.