El único fichaje del mercado invernal que era conocido para la afición cadista y española, el malagueño se volvía corriendo a España después de una experiencia fallida en Arabia, cedido por el Betis.

El punta lo intentó con todo lo que tuvo, pero no le dio tiempo de ayudar al equipo lo suficiente, encontrándose como se encontró un bloque a la deriva. Llegó muy tarde, ya en febrero, y lo hacía con unos problemas físicos para los que necesitó algo de tiempo. Aún así le dio tiempo a marcar tres goles, lo que venía a ser una barbaridad para ese Cádiz considerando que el pichichi fue Chris Ramos con cinco.

Al poco de debutar ya marca su primer gol, en la remontada contra el Celta en casa, aunque se doctora con el Cádiz el día de la victoria frente al Atlético de Madrid, con un doblete que permitió a su público volver a celebrar un triunfo seis meses después.

Con esa carta de presentación, parecía que el malagueño iba a ser la respuesta a todas las preguntas y plegarias que se venía haciendo la hinchada todo el año. Pero tampoco sería así. Como todos sus compañeros, estuvo desacertado en ataque, y ya no le veríamos marcar un solo gol más. Tanto fue el cántaro a la fuente, que hasta Pellegrino se cansó de esperarle y lo relegó a la suplencia en las últimas jornadas. No ganó el cadismo ese año para decepciones.