Delantero tanque montenegrino, que llega para la temporada 2021-22 generando mucha ilusión, pero que termina por ser una decepción capital, la mayor posiblemente de la plantilla este año. Tras una pretemporada descomunal, en la que se hartó a marcar goles, lo que llamó la atención de muchos equipos que preguntaron a Enrique si se lo podían llevar cedido, el balcánico no aprovechó las muchas oportunidades de que dispuso. Su carta de presentación en los bolos veraniegos fue de tal calibre que Cervera le dio minutos en las cinco primeras jornadas, siempre saliendo en la segunda parte.

Pero no aprovechó ni una sola de las oportunidades que tuvo el técnico, sin ofrecer absolutamente nada en los partidos que jugó. Por si eso fuera poco, cuando todavía estaban resonando los clamores contra la salida nocturna de los jugadores en la famosa noche de la derrota en Vallecas, solo unos días después el montenegrino sube la apuesta, y monta un lío un martes en una discoteca de Cádiz, de la que sale de manos de la Policía con un botellazo en la cabeza. Ni que decir tiene que ahí se cavó su tumba deportiva y por supuesto mediática.

Después de varias jornadas, Cervera le perdonaba a él también (como había hecho antes como los de Vallecas) y le vuelve a dar minutos en casa frente al Mallorca. Pero igual que antes del incidente en la discoteca, su rendimiento es nulo y el técnico tiene que volver a buscar otras alternativas. El choteo de su presidente recordando de nuevo su pelea nocturna deja muy claro que nadie en el club cree en él ni le va a defender.

Ni siquiera cuando la fortuna le venía de cara, lo aprovechó. Pese a tener la suerte de disputar como titular el primer partido de 2022 frente al Sevilla por las numerosas bajas por covid, volvió a ser totalmente intrascendente. En un último intento desesperado, Cervera lo sacó en la segunda parte de su último partido, en Pamplona, después del cual ya no jugaría más, para terminar saliendo en el mercado invernal (a un equipo de Segunda División turca, sí, han leído bien, segunda de Turquía, donde para colmo, no hizo nada destacable), para alivio de todos, seguramente de él mismo también.

Con este panorama, y habiéndose confirmado la permanencia del Cádiz en Primera, el delantero no cuenta mucho en la planificación deportiva del club, que lo vuelve a ceder, ahora en Portugal. Pero hete aquí que el chico se ve que se reforma, y vuelve de la aventura lusa reformado, con ocho golitos en su saca y más de treinta partidos jugados, sin incidentes (al menos que se conozcan).

Después de su aventura lusa, el balcánico no solo hace la pretemporada con Sergio, sino que además, empieza primero siendo convocado, y luego disputando algunos minutos oficiales en la visita al FC Barcelona. Pero el jugador estaba ya en la rampa de salida, ayudado por ser uno de los que más interés despertaba en otros equipos y ligas. Mucha tentación para los dirigentes amarillos teniendo la posibilidad de liberar una ficha, un salario y encima hacer algo de caja. Finalmente, estando convocado para jugar contra el Villarreal, se anuncia su marcha al Preston de la segunda inglesa, que pagaría 2.5 millones por él, cerrando así la etapa de Osmajic en el Cádiz con solo trece partidos y un solitario gol en Copa ante el modesto Villa de Fortuna.