Central que llega al Cádiz con una larga carrera a su espaldas (habiendo jugado en Primera con Sevilla, Getafe y Granada), y que vendría a la Tacita a dar su último servicio como futbolista, antes de colgar las botas de amarillo, dejando un rendimiento más que aceptable y que sirvió, entre otras cosas, para conseguir el retorno a Primera División.
En su aterrizaje en Carranza, el lebrijano realiza una gran temporada, en la que debutó enseguida que pudo (tras un partido de sanción que arrastraba) y que fue fijo durante la mayor parte de la campaña. Implicado al máximo con el club, el objetivo y la filosofía del equipo, fue un puntal en la defensa.
Le salieron algunos lunares, fallos y penaltis del todo inexplicables (especialmente tras el confinamiento, como contra Numancia) en alguien de su experiencia, pero que no pueden en modo alguno oscurecer su año de ensueño.
Jornada tras jornada iba asentándose en la zaga con actuaciones que mostraban su experiencia y su pasado más que brillante. Imperial en ese mes de octubre en el que el Cádiz fue una apisonadora, y que apenas encajó goles, de lo cual él tuvo mucha culpa. Cuando Cervera lo emparejó con Fali, formó una pareja casi infranqueable que llevó al Cádiz a la ventaja que, eventualmente, le terminaría dando el ascenso a Primera.
Estaba en lo más alto cuando las lesiones se lo llevaron por delante, en la plaga de bajas que sufrió el equipo en la zaga en las semanas finales de 2019. El sevillano se pasó en el dique seco los meses de noviembre y diciembre, teniendo que esperar a la vuelta de la competición en el nuevo año para recuperar su sitio en el once. A partir de ahí...como si no hubiera pasado nada oiga. Reaparece dando todo un recital en Ponferrada en el primer encuentro de 2020, y a partir de ahí, partido completo tras partido completo, dando en casi todos ellos una masterclass de lo que un defensa central debe hacer.
De ahí tenemos que sacar el estrepitoso ridículo frente al Mirandés (3-3), que no tuvo problemas en admitir como fracaso (las ventajas de la veteranía). De ahí, al derechazo que en el descuento daba una victoria fundamental, cuando peor estaba el equipo, frente al Racing. Como él mismo admitía, ese gol no lo metió él, lo metió todo el cadismo. Crack.
En Soria volvió a vestirse de salvador cuando daba el tanto de la victoria, otra vez al borde del descuento, y esta vez con un jugador menos. Desde luego, no se le puede negar que aparecía en los momentos clave.
Y Cala y Cádiz, de la mano, vuelven los dos a Primera División. Juan Cala es culpable, pero culpable de los éxitos del Cádiz CF en una temporada para la historia. Así se ha dictaminado después de una temporada muy extraña y nada sencilla para el central de Lebrija.
Gran artífice del flamante ascenso a Primera gracias a sus actuaciones y a sus goles de oro sobre la bocina, Cala vuelve a ser importante en el centro de la zaga del Cádiz CF, donde formó una dupla fundamental con Fali (en la mayoría de ocasiones) y con Marcos Mauro (otras veces).
Y eso que el curso 20-21 tuvo momentos muy duros para uno de los pesos pesados del vestuario cadista. Por una parte los problemas físicos llamaron a su puerta. Tanto que el defensa central tuvo que pasar por el quirófano al final del curso debido a una lesión en su rodilla derecha que arrastraba en los últimos meses. Su implicación con la causa cadista hizo que retrasara la intervención con la intención de ayudar al equipo en la lucha por la permanencia. El bien colectivo primó sobre el plano individual. No todos lo hacen. El resultado está ahí, con la permanencia atada y bien atada. Solo entonces dio Cala un paso al costado.
Pero, sin lugar a dudas, su peor momento llegó en el mes de abril. Justo después del fallecimiento de su abuelo (al que dedicó el gol que marcó ante el Valencia) tuvo lugar el episodio que pudo cambiarlo todo: el valencianista Diakhaby acusaba a Cala de un episodio de racismo en el encuentro celebrado ese día en el Estadio Ramón de Carranza. La indignación del central che fue notoria y el encuentro tuvo que suspenderse por unos minutos. Después se reanudó pero el lío ya estaba montado.
A partir de entonces Cala recibió críticas y ataques a la yugular. Fue tildado de xenófobo y racista sin pruebas que corroboraran que sucedió. La presunción de inocencia no existió y se levantó una enorme polvareda mediática en la que el central del Cala estaba en el disparadero. Le tocó sufrir ataques de buena parte de la sociedad. Desde medios de comunicación hasta compañeros de profesión y, como no podía ser de otra manera, pasando por políticos ansiosos por contar con su cuota de protagonismo.
El tiempo transcurrió, Cala se defendió y las pruebas contra él nunca llegaron. Hasta hoy no se ha demostrado nada y es inocente salvo que se demuestre lo contrario.
De lo que sí es culpable Cala es de haber participado en una temporada histórica para el Cádiz CF. Lo hizo derrochando entrega, defendiendo el escudo hasta la última gota de sangre, dando la cara en los peores momentos y aportando de nuevo goles decisivos. Como los logrados ante Levante, Valencia y Valladolid.
Terminó la campaña, como hemos dicho, aprovechando para operarse de una lesión que llevaba tiempo arrastrando, lo cual ralentizó mucho su incorporación al grupo en esta nueva liga 21-22.
Y se le notó al volver. Muchísimo. De hecho, el propio futbolista reconoció que estuvo meditando por momentos colgar las botas. Desgraciadamente, su rendimiento ya nunca sería el mismo. Jugador brillante, tiene también momentos en los que es capaz de lo peor. Y así empezó su andadura esta temporada. En sus dos primeros partidos, cometió dos penaltis, el que inició la remontada de Osasuna en el descuento, y luego contra la Real Sociedad, que además costó que fuera también expulsado. Cala y…sus cosas.
Cuando Cervera vuelve a confiar en él, en Vallecas, el lebrijano vuelve a naufragar de forma inmisericorde, en uno de los peores partidos del año. Así es imposible, y el técnico deja de contar con él de nuevo.
Consigue resarcirse en San Mamés, donde juega de largo su mejor partido de la temporada, lo que le catapulta de nuevo a la titularidad y a tener la confianza del técnico. Hasta que el técnico...dejó de estar. Con la marcha de Cervera y la llegada de Sergio González, el tiempo de Cala en el Cádiz va a terminarse. Con el entrenador catalán, el zaguero no participó apenas (solo tres partidos de liga), estando tres meses enteros (de febrero a mayo) sin participar. Al menos, pudo entrar en Mendizorroza para la recta final del encuentro, y poner su granito de arena al colofón de otra permanencia milagrosa para los amarillos.
La temporada 2022-23 quedaría sin calificar para el sevillano, que no contó esta vez tampoco en ningún para Sergio, siendo su última opción para el puesto de central. Con solo tres partidos disputados al llegar el mercado invernal (teniendo eso sí, el gusto de ser titular en el Bernabeu, en lo que parecía una engañosa vuelta a la relevancia en la defensa, pero que terminaría siendo su último partido oficial de amarillo), Cala decide dar un paso al lado que le honra como profesional, y dejar su ficha a los nuevos fichajes que se necesitaban como el comer para revitalizar al equipo.
Para entonces, el de Lebrija ya es dueño del Atlético Sanluqueño, y ahora como empresario, encontraba una nueva vocación, para la que aprovechó su relación para establecer vínculos entre los verdiblancos y su ya exequipo.
ESCOGE UNA COMPETICIÓN
PARTIDO DEBUT: LIGA: Mirandés - Cádiz CF (24/08/2019)
ÚLTIMO PARTIDO: LIGA: Real Madrid - Cádiz CF (10/11/2022)
[05/10/2023] Hoy despedimos a...Cala
CREACIÓN FICHA: 24/07/2019
ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN: 05/10/2023
VISITAS: 9509