Dani Romera, formado en la cantera del Almería (equipo con el que debutó en Primera con 18 años), llega al Cádiz procedente del Barcelona B, con el que consiguió el ascenso a LaLiga 123. El joven delantero, de 21 años, fue pieza clave del engranaje azulgrana, anotando 15 goles en 29 partidos ligueros.

El ariete llega a Carranza tras alcanzar el Cádiz CF un acuerdo con el club azulgrana para el traspaso del futbolista a cambio de 350.000 euros. Firma para las cuatro próximas temporadas.

Imposible valorar positivamente la primera temporada de Romera, que decepcionó mucho en un año en que todos los delanteros estuvieron por debajo de sus prestaciones. Pero en su caso, la brecha entre lo esperado y lo demostrado fue aún mayor.

Y eso que en el inicio liguero, aunque ayudado también por las lesiones de sus compañeros, Cervera le iba a dar bola. Durante los meses de agosto y septiembre acumuló muchos minutos, pero rara vez terminaba el partido, mostrando muy poco.

En la eliminatoria histórica frente al Betis parece que por fin llega su momento. Sus dos goles fueron claves para la machada del 3-5, consiguiendo por fin performar una portería contraria, algo que no había conseguido desde la pretemporada.

En los dos siguientes partidos, ya en liga, volvió a marcar, y eso que lo hizo saliendo desde el banquillo faltando apenas unos minutos. En casa contra el Albacete y en Zaragoza, el almeriense se las apañó para hacer el tanto que cerraba sendas victorias, así que ante tal estado de forma, Cervera no tuvo más remedio que darle un puesto en el once en la siguientes jornadas.

Cuando estaba en su momento más dulce, las lesiones volvieron a aparecer, como con casi todos los jugadores este año. Se encontraba en un gran estado de forma y estaba metiendo goles cuando sufrió una rotura de fibras que le hizo ser baja ante el Alcorcón en la jornada 23 y ante el Lugo en la 24. Volvió ante el Nàstic de Tarragona en la 25, para volver a lesionarse y perderse dos partidos más. Tras el calvario de enero y febrero, regresó ante el Lorca y jugó una muy buena media hora que le daban opciones de luchar por la titularidad ante Osasuna, pero volvió a sufrir otra lesión que le impidió ir a Pamplona. Así es muy difícil.

La suerte no le acompañó tampoco cuando Cervera le daba la opción de ser titular. Salió de inicio en los que fueron posiblemente los peores partidos de la temporada y desde luego del decisivo tramo final, primero en Reus donde no pudo tirar ni una sola vez, y luego en el esperpento de partido en el campo del Barcelona B. Ni que decir tiene que no marcó ni un solo gol más desde que tuvo su momento.

Tras esta campaña, fue un verano complicado para el delantero almeriense, que estuvo en todas las listas de rumores, transferibles y demás. Le costó mucho entrar en juego, pero empezó muy fuerte. Se reivindicó en su excelente partido copero contra el Tenerife (con un gol y una asistencia), levantando el ánimo de los cadistas y el suyo propio, de que este podía ser su año y ser uno de los delanteros que necesitaba el equipo. Días después, parece que llega la confirmación, con otro gol, esta vez en liga frente al Albacete.

Cuando mejor estaba y Cervera contaba con él, le vino una lesión que le chafó su mejor momento. Desde luego, mucha suerte no ha tenido. A partir de ahí, a pesar de recuperarse, el almeriense estuvo desaparecido, incluso en Copa, y tardó más de dos meses en volver a saltar al césped.

No pudo hacerlo mejor en su vuelta: frente al Rayo Majadahonda, en un partido atascado, sale faltando 25 minutos y en una jugada brillante con Manu Vallejo, marca el tanto que hacía sumar la séptima victoria consecutiva. Su rabiosa celebración dice a las claras que el delantero quiere reivindicarse, quiere quedarse, y superar los continuos problemas que no le han dejado brillar en el conjunto amarillo.

Eso le vale para que Cervera cuente al menos con él para las convocatorias y muchos partidos para salir desde el banquillo en las segundas partes, pero eso no fue argumento suficiente para que se decidiera finalmente su cesión precisamente al equipo madrileño, con el que tampoco tuvo un rendimiento estelar, y para colmo, sufrió el drama del descenso a Segunda B.

Al año siguiente Cervera ya deja claro que no cuenta con él, y se termina finalmente marchándose cedido de nuevo, esta vez al Alcorcón, donde tampoco tuvo un gran año (marcó cuatro goles). Con el ascenso a Primera se le cierra definitivamente la puerta del Carranza, y su etapa como cadista termina cuando es traspasado a la Ponferradina.

Foto: portalcadista