Sin más bagaje (que no es poco) que haber debutado testimonialmente con Independiente de Avellaneda en la Primera División argentina, y haber sido convocado por la selección sub20 de dicho país, Gastón del Castillo es irremediablemente conocido, cuando llega al Cádiz, por ser el hermano menor del Kun Agüero.

Ahí acaba toda su aportación. Como pasa tantas veces en el mundo del fútbol, los que vienen con la etiqueta de "hermanos de", suelen quedarse muy lejos de las expectativas. No debutó hasta octubre en la Copa, y ya ese día el técnico Cervera "denunciaba" que el futbolista no tenía la forma física necesaria. Lo vio cansado (con 19 años).

Disputó otros minutos en liga contra el Huesca (donde volvió a arrastrarse por el campo: su entrenador lo dijo con otras palabras, pero no tuvo más remedio que admitir lo evidente), y a partir de ahí, silencio administrativo. Había mucha competencia en la delantera como para andarse con miramientos. Visto que con la primera plantilla no hay nada que hacer, en enero se anuncia que el argentino dará un paso atrás para jugar con el filial en División de Honor. 

Pero resultó que a pesar de bajar tres escalones, el delantero sudamericano también se quedó en un elemento decorativo con presencia meramente testimonial. Igual que con los mayores, sólo disputó dos partidos, que para colmo, terminaron en derrota de un equipo que venía lanzado. Mere decidió que como broma había sido suficiente, y volvió a confiar en su once, con el que acabaría devolviendo al B a la Tercera División.

Así pues se terminó el año sin que viéramos absolutamente nada del hermano de Agüero, que ya un mes antes de que terminara la competición había regresado a Argentina. Con eso queda todo dicho. Por si quedaba alguna duda, apenas unos días después de acabarse la liga Cordero confirma que no se haría ningún movimiento para repescarle. Fracaso absoluto.