Un jugador colosal, uno de esos cuya influencia se nota en todo el campo, querídisimo por la afición por su comportamiento tanto dentro como fuera del césped, y encima, de la provincia. Era imposible pedirle más.
Lo dio todo a lo largo de sus ocho temporadas de amarillo, y solo las lesiones, que se cebaron con él especialmente, le impidieron alcanzar cotas aún más altas dentro del olimpo cadista. Su rodilla le dijo basta en la temporada 2023-24, cuando tanto le necesitaba el equipo (que se hundía irremisiblemente a Segunda), y todavía tuvo el gesto de ceder su ficha para que el club pudiera traer otro jugador para intentar evitar el (inevitable) desastre.
Un capitán eterno cuyo nombre estará siempre ligado a la historia de nuestro Cádiz CF.
Su fichaje en el verano de 2016 es de los que más ilusiona a la afición. Roteño y cadista, con una dilatada experiencia en Primera y Segunda, puede ser un puntal para la medular.
El handicap era que llegaba lesionado, así que su concurso en el césped se hizo esperar.
Cervera, que tenía claro que el tapón en la zona ancha era Garrido, ya no sabía que hacer. Probó a Mantecón, Abdullah, Abel Gómez...hasta Eddy Silvestre, pero nada. La puesta a punto de Jose Mari se hacía esperar, y su entrenador (así como los medios), al que se le iban escapando los partidos en el inicio liguero, lo esperaba como agua de mayo, poniendo sobre él esperanzas de que el juego mejorara significativamente con su concurso.
Y eso que debutó saliendo en la segunda parte del desastre en Vallecas, seguramente el peor encuentro que jugó el Cádiz esa temporada. Pero ya entonces, se adivinaba que podía aportar más que todos los predecesores en su puesto anteriormente nombrados. Y vaya si lo hizo. Se coronó como el jugador sobre cuyas espaldas descansaba todo el mecanismo de su equipo. El típico jugador que era la extensión de su entrenador en el campo, al que todos miraban para saber a qué había que jugar.
Fijo e indiscutible para Cervera, en diciembre cayó lesionado y tuvo que pasar por quirófano. Fue un momento de pánico en el club porque la lesión no era trivial (hernia inguinal) y aunque el roteño había bajado algo su rendimiento (limitado por esa dolencia) seguía siendo de importancia capital. Viendo lo que había, se decidió ir a quirófano y aprovechar el parón navideño.
Eso rompió su progresión y le tuvo varias semanas renqueante, bien sin ir convocado o bien saliendo en las segundas partes. Cervera tapó su ausencia como pudo (muchas veces se empecinó en la presencia de un Eddy Silvestre al que nada le salía y al que la grada no quería), pero tuvo la suerte de que los resultados le acompañaron, evitando así que la ausencia del roteño se notara en exceso.
Vuelve en toda plenitud en los triunfos ante Rayo y en Girona, para ya no bajar un peldaño en todo el resto de campeonato. Su concurso en el once es indispensable para que su equipo carbure, y aunque como todo el equipo, sufrió en el tramo final de liga, fue clave para ir amarrando esos puntos que poco a poco nos permitieron acceder al playoff de ascenso.
Su playoff es todo un ejercicio de fuerza y calidad. En la ida manejó al Cádiz a la par que, junto a Garrido, impidió cualquier avance del contrario, que literalmente no tuvo ninguna ocasión de hacer daño a su defensa. En Tenerife le tocó sufrir más pero igualmente, fue de los más destacados. Líder en el campo, demostró también serlo fuera con sus declaraciones nada más acabar el encuentro.
Su segunda campaña como cadista, 2017-18, fue totalmente desgraciada para el roteño. Pilar absolutamente fundamental en la anterior, en esta, las lesiones no sólo iban a volver a interponerse en su camino, le iban a machacar.
Ya empezó mal en verano cuando un golpe en el tobillo durante el Trofeo habría de impedirle empezar la competición con normalidad (jugó en Córdoba pero no pudo aguantar). Pasaban las semanas y el jugador no terminaba de recuperarse.
Cuando por fin volvió, demostró porque lo echamos tanto de menos. Casualidad o no, regresó justo para llevar al equipo a los puestos de arriba, en la espectacular racha de victorias de final de 2017, justo después de tocar fondo en la tabla. Cuajó actuaciones soberbias como las de las victorias en Almería o contra el Reus. Junto con Garrido, formó una pareja que daba el equilibrio perfecto entre contención y creación, la delicia de cualquier entrenador.
Cuando mejor estaba todo, para él y para el equipo, llegó el partido en Zaragoza y la criminal entrada de Papu, nombre que la afición cadista va a tardar en olvidar, como seguramente no lo hará nunca el roteño. El hecho de que intentará continuar después del brutal hachazo en la tibia que sufrió habla por él. Pero finalmente tuvo que echarse al suelo y salir del césped que ya no volvería a pisar en todo lo que quedaba de campeonato. Muchos ya nos temimos, al ver las imágenes, que eso podía pasar, y terminó ocurriendo.
La bajada de rendimiento del equipo sin él fue tan inevitable como esperada. No es que con él todo hubiera ido sobre ruedas, pero que el propio Cervera cambiara los puntos en La Romareda por el jugador, ya lo dice todo.
La temporada 2018-19 fue la de volver a empezar del roteño, después de haberse pasado la anterior casi en blanco por su lesión. Uno de los “fichajes” que más ilusiona a la parroquia cadista, deseosa de ver de nuevo a uno de sus mejores futbolistas.
Con Garrido lesionado, empieza la liga de pareja de Alex, mostrando que la lesión estaba olvidada, para gusto de los cadistas.
Dicho lo cual, el roteño está lejos de dar su mejor versión. Intocable para Cervera en la mayor parte de la competición, no termina de ser el tremendo jugador de dos temporadas antes que se hacía difícil ver en Segunda y no en Primera. Ponía absolutamente todo lo que tenía y más, pero aún no era el mismo.
Y es la tendencia casi toda la temporada. Elche, Lugo, Córdoba...siempre titular, no conseguimos ver al mejor Jose Mari, ni en ataque, en el pase, ni en defensa y la recuperación. Muy frustrante, siendo él el primero que se disgustaba por no poder dar el fútbol que lleva. Su jerarquía le mantiene en el césped, casi siempre de titular, pero lo cierto es que no le alcanza para dar el máximo. Con todo, sería su mejor año en el Cádiz en términos numéricos, en la que más partidos y minutos disputó.
Estamos ya en la campaña 2019-20. Descubrir al roteño a estas alturas es un ejercicio de perogullo, aunque este no ha sido su mejor año. Con todo, estuvo siempre ahí, tuvo momentos de excelencia, y sobre todo, cimentó el vestuario en su condición de capitán, veterano y gaditano.
Le costó arrancar, empezando algo frío la liga, desde el banquillo y con actuaciones de solo aprobado. Siempre correcto, pero sin aportar todo el fútbol que sabemos que tiene el roteño.
Poco a poco fue creciendo hasta mostrarnos al Jose Mari que todos conocemos, con actuaciones brillantes como contra Las Palmas en casa. Un líder en el vestuario y en el campo, y del que todos celebramos cuando se anunció su renovación cuando el Cádiz era un cohete.
Cuando mejor andaba de forma, una lesión en la clavícula producida en el partido en Fuenlabrada (un día para olvidar) cortó su carrera, mándandolo a la enfermería por espacio de casi dos meses.
No fue problema para él. Supo trabajar y sobreponerse a la decepción que supone siempre caer lesionado, y a partir de ahí, volver tal y como se había ido, dejándose la piel en cada partido, y más importante casi, encarnando el escudo, siendo el jugador de la tierra, el que engancha con la afición, el que habla nuestro idioma, el que sabe lo que significa esto. El capitán que celebraba cada gol como si lo hiciera él, como si se marcara en la final de un mundial. Roteño, gaditano y cadista hasta la médula.
Su gran lunar sin duda, las expulsiones. Dos rojas directas son demasiadas para un jugador de su categoría y experiencia.
Para la temporada 2020-21, hablar de José Mari es hablar de uno de los baluartes de este Cádiz CF para la historia. El centrocampista roteño ha vuelto a demostrar que es una pieza vital en el engranaje del equipo. Y es que se trata de la prolongación del entrenador sobre el rectángulo de juego. Un capitán con mayúsculas.
Intenso, decidido y comprometido, el 'flaco' ha demostrado su importancia en el equipo. Cuando ha jugado el Cádiz CF lo ha agradecido y cuando no ha podido estar disponible lo ha sufrido el equipo gaditano.
Esta vez con Jens Jonsson en lugar de Garrido como gran compañero de batallas. El danés y él formaron una dupla que será recordada por el cadismo por los siglos de los siglos. Y no es para menos después de una combinación espectacular.
El de Rota se lesionó en Ipurúa ante el Eibar, justo en uno de los mejores momentos del Cádiz CF esta temporada y reapareció de manera definitiva en el Camp Nou para conseguir amarrar un punto histórico y de oro ante el Barça. En medio un largo y duradero tiempo lesionado que únicamente se vio alterado por su reaparición frustrada en Pontevedra con motivo de la Copa del Rey. Era lógico que saltaran las alarmas después de alguna lesión de gravedad no hace tanto tiempo y ya defendiendo el escudo del club del Ramón de Carranza.
José Mari pudo volver para vivir una recta final apoteósica en la que el Cádiz CF se salvó con un mes de antelación. Y el capitán lo recordó en caliente y con micrófonos por delante. «Mucha gente nos ha criticado injustamente, esto va por ellos», señaló. Semanas después, y de penalti, marcó su único gol de la temporada ante el Elche.
En definitiva, otra temporada llena de superación para un futbolista entregado a la causa amarilla desde el minuto uno. Un curso en el que pudo volver a saborear la Primera División, una categoría en la que ya había competido años atrás con Zaragoza y Levante.
Para la campaña 2021-22, el capitán volvió a pasarse otro año prácticamente en blanco, por las malditas lesiones. Ya en verano la cosa olía muy mal y empezaron a oírse las primeras alarmas, pero ni los más pesimistas se podían imaginar el calvario que habría de pasar. Ni siquiera cuando se anunció su renovación pudo disfrutar mucho, ya que volvió a extenderse sine die su periodo de recuperación. Cervera se desespera esperando a su capitán, al que necesita tanto el césped como en el vestuario.
Su papel en el tramo final de liga, a pesar de venir de tanta inactividad, fue muy importante, dejando la sensación de que con él en buen estado físico, la permanencia quizás se habría conseguido con algo menos de agobio e infarto. Con todo, le dio tiempo de ser titular en el histórico triunfo en el Camp Nou de abril, con el que de verdad empezó a fraguarse la posibilidad de sobrevivir en Primera, y dejarnos para la retina ese brutal pase con el exterior en Mendizorroza, que dejó solo a Iza para que éste diera la asistencia de gol al Choco que valía por otro año en Primera.
Por fin regresa en febrero (en casa contra el Getafe), Sergio González habría de esperarlo también el tiempo que hiciera falta. El técnico catalán enseguida vio en él el gran jugador que es, e intentó beneficiarse de su talento todo lo que su maltrecha rodilla le dejara. Poquito a poco le iba dando los minutos que podía, para irlo recuperando progresivamente. Cada partido para el que pudiera estar preparado en el final de liga, fueran los que fueran, serían buenos.
Por fin vuelve a la titularidad en el Camp Nou, en principio en calidad de suplente que ese día salía para rotar a los titulares, en lo que de primeras, parecía una renuncia del técnico catalán. El roteño volvió a recordarnos ese día al de los mejores tiempos, multiplicándose por toda la medular para sujetar el talento blaugrana. Tuvo que ser sustituido a la hora, pero esos 60 minutos nos daban la clave de lo que tendría todavía que venir por su parte. La gran noticia de que está recuperado para la causa se confirma en el Pizjuán. Aprovechando la lesión de Alcaraz, el roteño sale de nuevo titular, y cuaja otro partido a gran nivel.
A partir de aquí, comienza la caída libre del mediocentro. La temporada 2022-23 fue otra campaña muy gris del roteño, que ve como su estrella se va apagando poco a poco. Solo fue titular en dos partidos en toda la temporada (y encima, ambos en aquel horrendo inicio liguero de cinco derrotas consecutivas).
Nos dejó ya preocupados en la jornada 1 (uno de esos partidos en los que partió de inicio), cuando un error suyo garrafal costó una pérdida que dio lugar al 0-1 que costaría los tres puntos. Pero por supuesto el roteño no se quedó ahí. Aunque le tocaba siempre entrar en las segundas partes, asumió su nuevo rol y puso lo mejor que tenía al servicio del equipo. Villarreal, Español…sobre todo en casa, su entrada al campo daba consistencia a la medular, tomando casi siempre buenas decisiones.
Como le ha pasado demasiadas veces, su temporada es cortada de forma abrupta por una lesión, otra vez causada por una animal entrada de un contrario que no tuvo, ni de lejos, consecuencias proporcionales. El club, elegante y considerado, anuncia su renovación apenas horas después del terrible diagnóstico (afectación del ligamento).
Sin embargo, el roteño esquiva el quirófano y sorprende a todos con una prontísima recuperación. Aunque ya no volvería a ser titular en toda la temporada, ahí estaba para salir al campo cuando su entrenador se lo requería.
Y así llegamos así a la que sería su última campaña que fue prácticamente inhábil del roteño, que apenas jugó, pero al que le honra sobremanera que aceptara quedarse sin ficha en el mercado invernal, para intentar arreglar el desaguisado en el que se había metido el club. Lamentablemente, los que llegaron no lo mejoraron en absoluto (el papel de Samassekou fue penoso y jugó menos minutos que el roteño todavía) y el equipo terminó descendiendo igual.
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CREACIÓN FICHA: 18/08/2016
ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN: 20/11/2024
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