Jugador que pese a crear muchas expectativas por su vínculo con la Juventus, nunca llegó a despuntar y mostrar la calidad que seguramente tenía y que sí fue apreciada en Santander.

Llegaba a Carranza tras el ansiado ascenso a Segunda, tras tres años formándose en el filial del Granada.

En su primera campaña de amarillo, su papel casi siempre es el de recambio de Salvi o el segundo punta. Lo intenta, tiene minutos, pero cuesta verle en acciones determinantes. Muy irregular, durante varias fases del partido desaparece por completo.

Como no serían de decepcionantes sus intervenciones en el inicio liguero, que tras la debacle de Vallecas, Cervera decide, teniendo a Salvi lesionado, darle una oportunidad al defenestrado Carlos Calvo antes que acudir a él. No obstante, el madrileño se disparó a sí mismo en el pie con su expulsión ante el UCAM, y Cervera volvió a mirar a Hidalgo para sustituir a un Salvi que entonces estaba muy inconsistente (y que luego habría de explotar definitivamente).

Aún así, tampoco terminó de explotar. Tuvo algunas oportunidades para hacerlo saliendo de titular en el ecuador de la liga. Su mejor día fue ante el Sevilla Atlético (con gol incluido), pero se trató solo de un espejismo. Una semana después en Elche volvía a dejar muchas dudas, y después de volver a jugar contra el Almería (donde tampoco convenció) se quedó siete jornadas sin oler el césped.

Salvi “volvió” a darle una oportunidad con su lesión muscular, pero por enésima vez, el rendimiento del motrileño se quedó a medio camino, siendo sustituido siempre (cuando no recambio en la segunda parte) en el tiempo que tardó el sanluqueño en volver a estar a tono, momento en el que volvió a quedar como recurso para las segundas partes, y muy de cuando en cuando. Aún así, el club demuestra que cuenta con él ofreciéndole una renovación que no dudó en aceptar.

Cuando llegó la hora de la verdad en el playoff, Cervera no le dio un solo minuto, lo que deja bien a las claras que no tenía la suficiente confianza en él.

Algo que se reflejó en la siguiente campaña. Y eso que apuntaba muy diferente.

Y es que parecía que esta temporada iba a ser la suya. Pese a jugar en la posición de extremo, donde cualquiera estaba a la sombra de Salvi y Alvaro, Cervera hizo todo lo posible para que el jugador fuera fichado en propiedad por el Cádiz primero y no fuera cedido después.

Durante las primeras semanas de campeonato el técnico le dio mucha bola, y el jugador respondía con buenas actuaciones. Aunque a diferencia de sus compañeros de posición, no terminaba de culminar sus jugadas en acciones de verdadero peligro.

Su técnico se deshacía en elogios a él, alabando su trabajo, calidad y versatilidad. De hecho, como el propio técnico reconocía, lo utilizó alguna vez de lateral.

Por desgracia para él, esa falta de aportación ofensiva fue poco a poco convirtiéndose en su condena y cuando otros compañeros se fueron recuperando de sus lesiones, vería como su lugar iba del banquillo a la grada. De jugar los seis partidos de septiembre (entre liga y copa), a jugar uno en octubre, dos en noviembre, uno en diciembre. Simplemente no tenía sitio. En 2018 sólo habría de disputar tres partidos en liga, ninguno de ellos durante más de un tiempo.

Disfrutó de su momento de gloria en el Villamarín cuando sin laterales derechos (con Correa y Carpio lesionados) y Servando pidiendo a gritos un descanso, le tocó a él hacer las veces de defensa por la banda. Participó así en la histórica eliminación del Betis tras la victoria 3-5 que seguramente no olvidará nunca.

Pero poco más. Fue titular en Soria para sorpresa de muchos, pero el naufragio del equipo aquel día se lo llevó por delante, y tardó nada menos que otras doce jornadas más en volver a disputar de minutos, ya en un tramo final de liga en el que el equipo se hundía irremisiblemente.

Terminada la campaña, en el que jugó menos todavía que la anterior, su situación fue ya insostenible y se le buscó una salida. El club aún guardaba ciertas esperanzas con él, así que lo sacó en forma de cesión al Racing de Santander, con el que ascendió a Segunda (jugándolo absolutamente todo), y luego ya, con el equipo cántabro en la categoría de plata y pidiendo insistentemente su fichaje, sería finalmente traspasado.