Lateral derecho de fuerza y velocidad, al que no es raro verle subir la banda para incorporarse al ataque. Fuerte y rápido, es difícil de superar en el uno contra uno.

Criado en Tárrega, aunque formado como futbolista en la cantera del Lleida, en su ciudad natal, militó tres temporadas en el club catalán, hasta que decide marcharse al Nastic, para regresar así a la división de plata. En su única temporada en Tarragona, tuvo dos mitades bien diferenciadas: fue titular indiscutible en todos los partidos mientras estuvo Javi López en el banquillo, y de ahí pasó a jugar un solo encuentro cuando llegó César Ferrando al banquillo alavesista.

De ahí pasa al Elche, donde lo reclama David Vidal, que ya lo tuvo a sus órdenes en la entidad ilerdense. Está dos años en la capital ilicitana, hasta que de ahí se marcha a jugar un año en Rumanía, en el Dinamo Bucarest.

Tras una sola temporada fuera (en la que sufrió problemas para cobrar su salario), regresa a España para enrolarse en el Alavés, donde jugaría tres campañas.

Un año después, fue uno de los puntales del ascenso del cuadro vasco a Segunda División, disputando nada menos que 41 partidos, en los que superó los 3600 minutos de juego. Tras otra temporada con luces y sombras en el Alavés (aunque finalmente consigue celebrar una permanencia que por momentos pareció perdida), recala en el Cádiz.

Sin competencia real en su puesto (su entrenador descartó a George antes incluso de empezar la liga, pese a lo cual el joven obtuvo ficha sub23). No importaba, se confiaba en los excelentes informes que llegaban sobre él, que venía además de jugar en la categoría de plata.
Pero en sus inicios siembra dudas. Si bien en defensa cumple más que aceptablemente, sus subidas en ataque son muy críticas, especialmente en lo que refiere a crear peligro y centrar.

Cuando por fin parece que encuentra su mejor forma (borda el partido en La Línea que nos clasifica para jugar luego contra el Villarreal en Copa) cae lesionado para dos meses. Que luego resultaron casi tres. Por fin en enero (ya con Claudio en el banquillo) el jugador vuelve a estar disponible y es recibido como agua de mayo, puesto que el técnico ha tenido que estar haciendo todo tipo de probadoras y encajes de bolillos para cubrir la posición (por la que pasan jugadores tan dispares como Mantecón, Andrés Sánchez, Tomás e incluso Kike López). A partir de ahí, cuando el ilerdense coge ritmo de competición, es absolutamente fijo en las alineaciones. Cubre de sobra lo que se le pide en defensa, y de vez en cuando se atreve también a subir a echar una mano a Villar en ataque, aunque sin mayores alardes. Eso sí, en Carranza contra el Marbella, se encargó de abrir la lata con un golazo soberbio, a la postre, el único que haría con la camiseta amarilla. Una volea a bote pronto con la zurda que destrozó la red contraria.

Por desgracia, las lesiones volverían a visitarle. En el calentamiento del partido en Lucena (desde luego, que todas las visitas a la ciudad cordobesa terminan en desgracia amarilla) el futbolista levanta la mano: ha sufrido un pinchazo en su gemelo y no puede empezar el duelo. De nuevo Mantecón tiene que salir a la palestra. El palo es grande porque esta rotura de fibra pone en peligro, como así terminaría ocurriendo, su participación en los playoff. En el doble partido contra el Oviedo el técnico cadista no puede contar con el único lateral derecho que tiene en la plantilla, siendo uno más de los factores que influiría para el desgraciado desenlace de la misma.

Para el choque contra el Hércules Claudio le recupera, y le da de nuevo el lateral derecho para él. Pero el mes y medio de inactividad se deja sentir, y se le ve bastante justito. Sensación que se confirma en el "atentado" que perpetra el equipo en San Mamés. Rubio es vapuleado por su pareja de baile, continuamente superado en la banda del estadio bilbaino, y por supuesto, sin presencia ninguna en ataque. Como su compañero de posición en la otra banda, Prada, sufrió un verdadero infierno aquel día, por el nivel físico de los puñales que tenía el filial vasco por sus bandas.

Tanto fue así, que Claudio lo mandó al banquillo en el partido definitivo en Carranza frente al Bilbao Athletic, dando paso de nuevo a Mantecón, que a esas alturas ya se conoce el puesto como si hubiera sido su demarcación de siempre.

Después del palo que supuso el no ascenso, Rubio es uno de los jugadores de los que el club decide prescindir. 

Foto: portalcadista.com