La historia de tantos y tantos jugadores que han pasado por el Cádiz, especialmente, a partir de 2010, en los que la plantilla se ha renovado casi por completo año tras año.

Martins llegaba en el verano de 2013, procedente del Mirandés, con el que había ascendido (y luego mantenido) a Segunda División. Su perfil era muy claro: mediocentro de contención, de los que barren el campo para que otros construyan. 

Agné lo tuvo claro y lo puso, en casi todos los partidos que dirigió, en el once inicial, como escudero de Luque, para que este se liberara de tareas defensivas y se concentrara en lo suyo: armar el juego del equipo.

Quizás por esa labor gris, lo cierto es que nunca destacó especialmente, ni levantó pasiones en la grada. Cuando llegó Calderón y lo mandó a la grada o al banquillo (según tocara) en deprimento de Garrido, muy pocas voces se alzaron en su contra.

Al verano siguiente, se pudo adivinar enseguida que el vasco no contaba para el técnico gaditano. Se renovó a Garrido (su alter ego en el final de la campaña anterior), y llegaron Navarrate, Espinosa y Mantecón; todos de ellos de corte parecido. No había que ser muy listo para entender que Martins sobraba, y así se lo manifestó Calderón al jugador, que finalmente aceptó firmar la rescisión del contrato que aún le restaba por cumplir.