Jugador desconocido que llega al Cádiz del verano de 2013, en una nueva renovación casi total de la plantilla, tras el facaso estrepitoso de la anterior campaña. Procedía del Loja (equipo de su ciudad natal), donde había militado las cuatro últimas campañas, y con el que ya se había medido al propio Cádiz.

De largo, su capacidad más destacada, que puede observársele desde un primer momento, es su elevadísima punta de velocidad. Apunta maneras de titular, pero Raúl Agné prefiere tenerlo como "sexto hombre". De hecho, nunca jugó un partido de inicio, pero participó en casi todos los encuentros jugados mientras fue futbolista amarillo.

No sólo eso, sino que además materializó tres goles en los escasos minutos de que dispuso en esa media campaña. Pero esos argumentos no fueron suficientes para que el técnico lo antepusiera a los dos Kikes o Perico, sus competidores por un puesto en el once inicial. 

Lo que seguramente ni él ni muchos se esperaban era que fuese uno de los descartados para hacer sitio a los nuevos fichajes que habrían de llegar una vez que, en la última semana de plazo, se llegó al acuerdo con los administradores concursales para que Quique Pina, a través de la empresa Calambur, pudiera de nuevo tener al Cádiz como club satélite en el que foguear a algunas de sus promesas.

Su destino, una vez confirmado que no tenía sitio en Carranza, fue el Lucena.