Otro hombre más de los que llegó en el desembarco de la operación Pina, cedido por el Granada.

Jugador de muchísima velocidad, mucho desborde, capacidad de regate, buen centro, y tremenda pegada con ambas piernas, se incorpora muy bien al ataque. De hecho, marcó nueve goles con el Cádiz. Como detalle curioso, remarcar que esos nueve tantos los marcó en casa. Lejos de Carranza se mostraba mucho menos eficaz y mordiente.

Jugador de campo con más minutos aquella campaña (sólo superado en la plantilla por Aulestia), inamovible para Jose González en la banda derecha, no tuvo ninguna sanción ni lesión, y "amargó" a los aspirantes a sustituirle, como Juanse. Terminaba los partidos casi con la misma frescura con que los empezaba.

Era el que sacaba todos los corners y faltas del conjunto amarillo, y que terminaron en muchos goles que no salen en sus estadísticas. A todas luces, era inconcebible que estuviera aquella temporada en Segunda B, algo sólo entendible en el contexto de la promesa (cumplida) de jugar al año siguiente en Segunda, fuera con el Cádiz o con otro (al final, como sabemos, el Cádiz no subió, y tuvo que ser en el Racing, como muchos de sus compañeros de vestuario).