Como futbolista actuaba en la demarcación de defensa central. Comenzó jugando en las categorías inferiores del Club Deportivo Mequinenza, hasta que el Real Zaragoza lo incorporó a sus categorías inferiores. Jugó en el Real Zaragoza B, y posteriormente realizó toda su trayectoria como jugador en clubes catalanes como el Figueres, Girona y Palamós. También pasó por el C.D. Binéfar donde a su vez (como también hizo su hermano Vidal Agné) entrenó a las categorías inferiores del fútbol base de dicha localidad.
Tras su retirada como futbolista, en la temporada 2004/05 se hizo cargo del Peralada, con el que militó dos temporadas en Tercera División. En la primera campaña el equipo quedó quinto a un puesto de disputar la promoción de ascenso a Segunda B.
Posteriormente, en la temporada 2006/07 entrenó al Palamós en Tercera. Tras el ascenso del Girona a Segunda B, en verano de 2007, el por entonces entrenador del Girona Ricardo Rodríguez fichó por el Málaga B, por lo que el club gerundense apostó por Agné para la temporada 2007/08. La apuesta fue devuelta con creces por el entrenador menquinenzano, que realizó una temporada de ensueño quedándose campeón del Grupo III de Segunda B y ascendiendo a Segunda División tras apear en la promoción de ascenso a Barakaldo y Ceuta. Fue un tremendo logro para el club, en una temporada marcada por los problemas económicos, ya que estuvo cerca de la desaparición
En la temporada 2008/09, tras una meritoria primera vuelta; el Girona entró en una inercia peligrosa en la segunda vuelta, y a falta de 5 jornadas para la conclusión de la Liga, con el equipo a 5 puntos del descenso, Agné fue destituido en busca de una reacción del equipo rojiblanco
En diciembre de 2009, Agné se incorporó al Real Club Recreativo de Huelva, de Segunda División, tras el cese de Javi López.6 Tras finalizar la temporada, logrando la permanencia cómodamente, anunció su marcha del Decano por "por motivos personales"
La temporada 2010-11, Agné regresó al Girona FC.8 Allí consiguió de nuevo el objetivo de la permanencia, llegando incluso a soñar con entrar en el play off de ascenso, motivo por el cual fue renovado.
No obstante, tras un flojo inicio en la temporada 2011-12, con el Girona penúltimo, el técnico menquinenzano fue destituido el 15 de enero de 2012.
En diciembre de 2012 llega al Cádiz, siendo el tercer técnico en ocupar el banquillo de Carranza, tras Monteagudo y Ramón Blanco.
La situación del club y del equipo eran críticas. Ya se empezaba a adivinir que Sinergy venía "tiesa", y comenzaron a escasear las nóminas. Con todo, bajo su dirección, el equipo se renovó en enero. No fueron grandes fichajes (algunos bastante frustrados, como los de Calderón, pero otros vitales para remontar el vuelo, como Peragón, Luque o Josete. No tuvo problemas en arreglar la plana y mostrarle la puerta de salida a hombres que nunca debieron venir a Carranza, como Vergara, Bermúdez o Nico Varela, o condenando al ostracismo a otros que tampoco nadie echó en falta, como Indiano y Viyuela.
En todo caso, el daño ya estaba hecho, y el equipo siguió desagrándose, hasta tener que esperar casi a la última jornada para asegurar la permanencia en la categoría.
Las excusas se acabaron para él el año siguiente. Esta vez sí, Gaucci le hizo caso para confeccionar el equipo, y la plantilla se mejoró con creces, algo que tampoco era difícil. Gente como Perico, Ceballos, Andrés Sánchez o Airam Cabrera subían varios enteros el nivel de la plantilla. Esta vez sí, la afición aspiraba a ser campeones, y en última instancia, ascender, y así se lo exigirían al aragonés.
Al equipo le cuesta un poco entrar en calor, pero cuando se impone en la cuarta jornada por 1-6 en Écija, parece que la cosa marcha bien. La primera vuelta es aceptable, aunque con varios lunares. El principal, es que el Cádiz no ha podido imponerse a ninguno de los equipos de arriba, excepción hecha del Guadalajara. En el haber, la tremenda capacidad goleadora del equipo.
La tormenta se desata justo en el cambio de año. Ya en el último partido de 2013, y con el problemón institucional impactando cada día en la vida del equipo (empiezan las subastas, las nóminas impagadas, etc...), el Cádiz se lleva un guantazo en casa frente al Cacereño, cuando como local se habían mostrado intratables.
A partir de ahí, empezaría el descosido tremendo lejos de Carranza, que terminaría dando con sus huesos en la calle. Derrotas en Guadalajara, Algeciras, El Palo, La Hoya, empate en Arroyo, y otra derrota vergonzosa en el campo del Almería B (en todos esos choques, ¡¡un solo gol a favor!!) pesan más que los buenos partidos frente a la parroquia local contra Albacete y Melilla.
De hecho, ya en La Hoya vio su cabeza peligrar, pero la indecisión de los administradores concursales, más preocupados en cuadrar el presupuesto, le salvó, sólo momentáneamente. Al final, tras la referida catástrofe en Almería, es cesado, siendo relevado por Antonio Calderón.
Foto: portalcadista