Mané ha sido uno de los jugadores mejor cualificados técnicamente de cuantos ha arrojado la cantera cadista en toda su historia. Todo un ratón de área, volvía locos a los defensas cuando empezaba a sacar de su chistera sus trucos y pillerías. Sin embargo, a pesar de su enorme calidad, no llegó a brillar nunca, salvo la temporada del primer ascenso a Primera, con la luz que podría haberlo hecho
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Capitán en un partido contra el Tarrasa (78-79) |
EQ. |
TEMP. |
EQUIPO |
CAT |
PJ |
G |
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72-73 |
CÁDIZ |
2ªDIV. |
2 |
0 |
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73-74 |
CÁDIZ |
2ªDIV. |
9 |
3 |
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74-75 |
CÁDIZ |
2ªDIV. |
24 |
3 |
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75-76 |
CÁDIZ |
2ªDIV. |
21 |
2 |
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76-77 |
CÁDIZ |
2ªDIV. |
37 |
9 |
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77-78 |
CÁDIZ |
1ªDIV. |
23 |
2 |
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78-79 |
CÁDIZ |
2ªDIV. |
26 |
4 |
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79-80 |
CÁDIZ |
2ªDIV. |
25 |
0 |
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80-81 |
CÁDIZ |
2ªDIV. |
34 |
9 |
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81-82 |
CÁDIZ |
1ªDIV. |
32 |
7 |
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82-83 |
CÁDIZ |
2ªDIV. |
27 |
4 |
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83-84 |
MÁLAGA |
1ªDIV. |
26 |
5 |
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84-85 |
DEPORTIVO CORUÑA |
2ªDIV. |
8 |
0 |
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85-86 |
CEUTA |
2ªDIV. B |
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86-87 |
CEUTA |
2ªDIV. B |
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87-88 |
CEUTA |
2ªDIV. B |
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88-89 |
CEUTA |
2ªDIV. B |
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Manuel Cosano Bernal, conocido por la afición cadista como Mané, nació el 11 de enero de 1955 en Cádiz. Desde ese mismo día, se declaró un verdadero enamorado de nuestra ciudad, de toda su vida, sus fiestas e idiosincrasia. Un gadita de pro.
Desde pequeño, mostró gran afición y habilidad para las que han sido sus dos grandes pasiones: la pesca (era un fenómeno cogiendo cangrejos moros) y el fútbol. Siempre andaba con un balón o con una red de pescar, cuando no con las dos al mismo tiempo.
En lo que refiere al fútbol, fue desarrollando sus habilidades en diversos equipos de colegio y de su barrio, hasta que con la edad de 13 años, ingresó en el Cádiz Infantil, de la mano de Juan Bejarano, que lo vio un día jugando en la calle y enseguida adivinó el mucho talento y potencial que Mané podía desarrollar. Su entrenador sería Luis Escarti, persona que fue importantísimo para él y su posterior carrera: no sólo fue un entrenador que le enseñó muchas de las cosas que le permitieron llegar al primer equipo, además, en muchas ocasiones, hizo de segundo padre para él.
Ya en el equipo infantil empezó a dar muestras de lo que era capaz de hacer. No en vano, gracias a sus goles, su equipo se clasificó para el campeonato de España de la categoría, cuya fase final se jugó en Cáceres, en la primera gran cita en la vida deportiva de Mané.
De ahí, fue escalando por las diversas categorías inferiores del club. Todavía con edad de infantil, saltó ya al juvenil, donde lo tuvo a sus órdenes el peruano
Guillermo Delgado, que cantaba maravillas de él. En cierta ocasión, el entonces presidente,
Márquez Veiga, acudió a ver un partido del Cádiz Juvenil, sentándose en el banquillo junto a su entrenador. Se jugaba la final por el campeonato provincial de la categoría, frente al Jerez Industrial. Faltaban veinte minutos para el final del choque, que seguía con empate a cero. Entonces, el técnico dio entrada a Mané, al que le dijo antes de salir al césped: “sal y gana el partido”. Dicho y hecho. El gaditano, casi en la primera jugada en la que hizo contacto con el esférico, controló en el centro del campo y comenzó un espectacular slalom que le permitió plantarse ante el portero y hacer el tanto de la victoria. Mané parecía poder hacer cualquier cosa que se propusiera con el balón en los pies.
Tales eran sus cualidades, que con tan sólo 17 años,
Domingo Balmanya ya le incluyó en el primer equipo de la temporada 72/73, con ficha de profesional, como uno más de la plantilla. Ahora bien, una cosa era llegar al primer equipo, y otra bien distinta, conseguir un hueco en una delantera que por entonces la formaban algunos de los mejores arietes que ha tenido el Cádiz en toda su historia, como era el caso de
Machicha,
Villalba o
Baena. Sin embargo, pudo ya debutar: fue el 1 de abril de 1973, en una victoria a domicilio frente al
San Andrés, sustituyendo a
Isauro.
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77-78 contra el Granada |
81-82 contra R. Madrid (ver Juanito y Ramos Marcos) |
Su crecimiento fue in crescendo. Si el año anterior ya era difícil hacerse un hueco, este, la temporada 73-74, en la que el Cádiz estuvo a punto de ascender con aquel equipazo formado por
Ibáñez,
Carvallo, Cenitagoya, Eloy,
Machicha y
Baena entre otros, mucho más. Sin embargo, Mané continuó su progresión, jugando nueve partidos y haciendo sus primeros goles con la camiseta del Cádiz.
En la temporada 74-75, de grandes turbulencias a nivel institucional en el club (con cambio de presidente incluido), Mané pudo por fin consagrarse con el primer equipo, y pasar de ser un canterano al que recurrir en determinadas situaciones, a ser uno más de la plantilla.
Sabino Barinaga lo empleó aquel año en 24 partidos. Números muy similares mostró al año siguiente, campaña que no fue la mejor para que un delantero pudiera lucirse. Los resultados no fueron buenos, y los continuos cambios de entrenador no llevaron a buen puerto.
Llegamos así a la temporada 76-77, la del primer ascenso a Primera, y sin duda alguna, la mejor de Mané en sus once campañas en el Cádiz.
Enrique Mateos, el entrenador con el que mejor se entendió el gaditano, supo sacar lo mejor de él, conseguir que se centrara más que nunca, y que de una vez por todas, demostrara toda su ratonería y baile de piernas en el área. Sólo se perdió un partido por lesión en toda la temporada, lo que muestra bien a las claras que fue pieza fundamental para que el Cádiz visitara por primera vez el piso más alto de la liga española en la temporada siguiente.
Por desgracia, aquella espectacular campaña no tuvo su continuidad al año siguiente. Un Cádiz novato en la máxima categoría y timorato, que terminaba encerrado en su área en muchas ocasiones, no era el mejor escaparte para un jugador de sus características. Para colmo como sabemos, fue cesado su gran valedor, Mateos.
Tras dos temporadas más con luces y sombras, llegó al banquillo amarillo el serbio
Milosevic, el otro técnico que mejor supo conducir la energía que desbordaba Mané en dirección a la portería contraria. Como ya ocurriera en el anterior ascenso a Primera, el delantero fue fundamental, siendo titular en aquel
inolvidable partido en Elche.
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Con Irigoyen antes del partido en Elche |
Entrevistado en tv tras la victoria en Elche |
Esta vez sí tuvo sitio en Primera, pero sus goles no fueron suficientes para evitar el descenso de categoría, por el goal-average. Tras permanecer otra temporada más (la undécima) con el Cádiz, Mané decidió que su etapa en el club de sus amores había llegado a su fin. El gaditano tuvo algunos problemas dentro de la entidad, y la llegada de nuevos jugadores para su puesto, como fue por ejemplo
Mágico González, precipitaron su salida. Como ocurría con los jugadores de casa que soportaban la columna vertebral del club en aquella época, sus salarios eran muy reducidos comparado con compañeros de otros equipos, e incluso dentro del Cádiz, en relación a lo que ganaban los fichados de fuera.
Mané comenzó entonces a buscar un nuevo destino donde jugar, y la verdad es que no le faltaron novias. La mejor oferta que recibió llegó del
Español, aunque finalmente Mané se terminó decidiendo por el
Málaga, (entrenado entonces por
Antonio Benítez, que conocía bien al jugador amarillo) que aquella temporada jugaría también en Primera, y además, eso le permitía seguir cerca de su añorada ciudad. Su periplo en el equipo malacitano sin embargo duraría sólo una temporada, en la que jugó 26 partidos y anotó cinco goles. Aquel verano el club blanquiazul cambió de dueños. Éstos buscaban delanteros más altos y a pesar de que le ofrecieron renovar, Mané rehusó continuar en la disciplina malaguista.
Así, en octubre de 1984, Mané ficha por el
Deportivo de la Coruña, entonces en Segunda División, pero dirigido ya por el mítico
Arsenio Iglesias. A pesar de tener que irse tan lejos de Cádiz, Mané contaba con varios amigos en la capital coruñesa, que le convencieron para que probara suerte en
Riazor.
Sin embargo, la temporada fue un desastre para el gaditano. Mané sufrió una flemitis, que lo tuvo apartado de los terrenos de juego nada menos que cuatro meses, por lo que le fue imposible demostrar sus cualidades. Al final de la temporada, el club gallego no le ofreció la renovación, por lo que Mané tomó el camino de vuelta a Cádiz.
El delantero tenía prácticamente decidida su retirada del mundo del fútbol, pero recibió entonces la llamada de
Manolo López, compañero que fue suyo en los escalafones inferiores del Cádiz, pidiéndole que acudiera con él a jugar en el Ceuta, que buscaba un equipo competitivo con el que salir de una Segunda B que entonces jugaban equipos con mayor potencial que los que hay hoy en la categoría de bronce. Allí estaba de entrenador
León Lasa, que si bien no había coincidido con él en el primer equipo amarillo, conocía bien al delantero.
Así pues, Mané terminó aceptando y marchándose a la capital caballa. De pasar a colgar las botas, el delantero terminó disputando nada menos que cuatro campañas consecutivas en el
Alfonso Murube, aunque en ninguna de ellas se pudo conseguir el ascenso a Segunda. Todavía le ofrecieron a Mané continuar un año más, pero el jugador, tras nada menos 17 temporadas en activo, y un poco cansado de los largos y cansados viajes que implicaba el jugar con el Ceuta a domicilio, decidió esta vez sí, poner punto y final a su carrera deportiva.
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Con Juan Jose (partido Copa 82-83) |
Todos los que compartieron vestuario con él a lo largo de tantos años, coinciden siempre en dos aspectos de Mané: su calidad indiscutible como excelente delantero, y su gran alegría, que siempre transmitía al resto de sus compañeros. Era siempre el primero que entonaba tangos de carnaval o se arrancaba a bailar. Puede sin embargo que su carácter alegre fuera lo que le impidió llegar muchísimo más lejos de lo que lo hizo como jugador. Sus condiciones eran incuestionables, pero Mané nunca las llevó al máximo, nunca las aprovechó para convertirse en un jugador excepcional al que sin duda, el Cádiz se le habría terminado quedando pequeño. Le faltó la ambición necesaria, aunque él fue siempre feliz así: dando la misma importancia al fútbol que a estar contento, procurando no tomarse nunca nada demasiado en serio, intentando siempre disfrutar de la vida. Y para él, eso pasaba por permanecer en Cádiz.
Tras esto, estuvo varios años como entrenador en la cantera cadista, dirigiendo primero al Balón Juvenil, y luego durante cuatro temporadas al Cádiz Juvenil. Posteriormente, estuvo algunos meses dirigiendo al conjunto de Benalup, pero la experiencia no fue positiva, y a partir de ahí Mané prefirió seguir disfrutando únicamente del fútbol como aficionado.