Un viernes por la mañana, Barla es citado para jugar con el primer equipo al día siguiente. Esa tarde un nuevo jugador le quita su sitio en la convocatoria. El cambio tendría situaciones catastróficas al día siguiente

Corre el año 1986, y Barla juega en el Cádiz B con David Vidal, donde ya destaca y donde empieza a apuntar las maneras que le llevarían a jugar nada menos que 308 partidos con el primer equipo cadista en competición oficial, un record que en 100 años de historia nadie ha podido batir.

El entonces entrenador del primer equipo, Benito Joanet, llama al canterano un viernes por la mañana para comunicarle que al día siguiente sería convocado por el primer equipo. No cuesta mucho imaginar la nube en la que flotaba un jugador de apenas 19 años, antes de verse en el día soñado por cualquier jugador de cantera: debutar con el equipo de su ciudad.

Sin embargo, todo se torcería hasta extremos casi trágicos, aunque afortunadamente, todo quedó en anécdota. Esa misma tarde, Irigoyen anunciaba un nuevo fichaje en el club, un brasileño llamado Carlinhos. A pesar de estar recién llegado, el carioca completó el hueco que faltaba en la convocatoria, y que en un principio iba a rellenar el joven zurdo. Así pues, Barla deberá permanecer en Cádiz y jugar con el filial.

Resignado a su suerte, aunque sin perder un ápice de ilusión, Barla se apresta a formar en el once del filial, donde era titular indiscutible. El rival era la Paternina. Mediada la primera parte, se produce la desgracia: Barla recibe una brutal patada en la cabeza, que le deja semi-inconsciente. Es trasladado urgentemente al hospital, donde se le realizan diversas pruebas, y donde ingresa de inmediato en la UVI.

Durante algunos momentos muy tensos, se llegó incluso a temer lo peor, y es que el impacto fue brutal. Sin embargo, afortunadamente, Barla superó los momentos más difíciles. No obstante, hubo de estar ingresado en la UVI nada menos que una semana, lo que da una idea de la gravedad del trance.

Por fortuna, y a pesar del tiempo que tuvo que estar alejado de los terrenos de juego, ya sabemos todos que Barla no bajó los brazos, y al año siguiente podía por fin, el día 23 de noviembre de 1986, frente al Sporting de Gijón en Carranza, paladear un momento tan irrepetible como jugar por primera vez con tu equipo de toda la vida. Sería el primer capítulo de una exitosa carrera que como sabemos, terminó siendo la del jugador que más ocasiones ha vestido la camisola amarilla.