En la temporada 62-63, en la que todavía existía fiebre de fútbol húngaro (Kubala era entrenador del Barcelona y Puskas aún jugaba en el Madrid), el Cádiz fichó al húngaro Peter Ilku Kampfl, que creó una gran expectación. Sin embargo, el jugador no pudo triunfar, y evidenció que no había superado las graves lesiones que había padecido.
Nacido, el 22 de febrero de 1936, en la ciudad húngara de Dorog, en cuyo equipo debutó en la primera división de su país a los 16 años, fichó por el Atlético de Madrid al cumplir los 20, donde jugó, como centrocampista, la temporada 57-58, dando un excelente rendimiento. 21 partidos disputados y seis goles fueron sus estadísticas aquel año, dejando más que satisfechos a los que lo habían visto jugar, y con esperanzas de mejorar aún más de cara a la nueva temporada.
Sin embargo, la mala fortuna se cruzó en su camino. Peter sufre un terrible accidente que corta de plano su trayectoria futbolística. Entonces el fútbol no estaba tan desarrollado ni profesionalizado como el de ahora, y España continuaba intentando recuperarse en el terreno económico, algo de lo que el fútbol tampoco se libraba, y que limitaba mucho los medios a todos los niveles, también en la medicina.
Así pues Peter comenzó un larguísimo periodo de recuperación, pero nunca pudo alcanzar su mejor nivel. El Atlético de Madrid tuvo la deferencia de mantenerle en plantilla durante la totalidad de su contrato, que era por tres años (uno de los cuales estuvo cedido en el Rayo Vallecano, en Segunda División, temporada 59-60) pese a que no podía jugar ningún partido, pero tras esas dos campañas en el dique seco, el club colchonero decide no renovar su contrato. Apareció entonces el Barcelona, que firmó al jugador, que ya se veía jugando en el Camp Nou. Sin embargo, este debut nunca se llegó a producir, ya que el húngaro fue cedido al Condal. Harto de su situación en el club blaugrana, decide pedir la baja y firmar así por el Español, donde consigue un contrato por tres temporadas.
Sin embargo, el infortunio volvió a cruzarse en su camino. En una gira por el extranjero con los periquitos sufre una lesión de rodilla. Nuevamente el húngaro tuvo que padecer las deficiencias del fútbol de la época. Fue operado de menisco, para descubrirse posteriormente que la lesión era de ligamento, lo que requirió una nueva intervención, y el consecuente retraso en la fecha de su reaparición.
rubrica el 17 de febrero de 1963, y cuatro días más tarde el fichaje es anunciado en la prensa gaditana, y Peter presentado a la misma. Se dijo de él que era defensa central, para así acallar al entorno del club amarillo, que reclamaba entonces un jugador de dichas características dadas las carencias en esa demarcación de un Cádiz que peleaba muy duramente por un ascenso que se adivinaba muy posible.
Nada más llegar se puso a las órdenes de Riera, técnico amarillo, pero enseguida se vio que el jugador no venía en las mejores condiciones. Fichado a mitad de temporada con la idea de que se incorporara de inmediato a las alineaciones, Peter necesitó varias semanas para poder igualar el nivel de sus compañeros (ni siquiera fue llamado a algunos amistosos que jugó el Cádiz poco días después de que se consumara el fichaje), lo que motivó duras críticas por parte de los periodistas y aficionados, dado que se suponía que el jugador venía de jugar con el Badalona en el otro grupo de la misma categoría en la que militaba el Cádiz.
Las semanas fueron pasando y Peter ni siquiera veía la posibilidad de asomarse al once. Tuvo que esperar hasta el 17 de enero, cuando por fin Riera le dio una oportunidad en un amistoso frente al Racing Portuense. El húngaro ya presentía que el técnico iba a darle la alternativa el próximo domingo, ya en partido oficial, y se entregó al máximo en el duelo ante los portuenses. Su actuación debió convencer a Riera, que al domingo siguiente lo alineaba como titular frente al Sevilla At., debutando así en partido oficial con su nuevo equipo, el día 20 de enero de 1963.
Pese a la victoria local por 2-1, el entrenador no debió quedar muy contento. Aunque su nombre volvió a sonar alguna vez más para ocupar puesto en el centro de la defensa, lo cierto es que no jugaría ni un solo minuto más. Llegó a ser convocado en alguna ocasión, pero el bagaje fue claramente negativo. Peter, precedido por la fama de sus compatriotas, había conseguido crear una gran expectación que sin embargo, terminó quedándose en agua de borrajas.
Al término de la temporada 62-63, en la que los amarillos rozaron el ascenso con los dedos, el club no ofreció la renovación al jugador magiar, perdiéndose así la pista de uno de los casos más particulares y extraños que ha acumulado el cadismo en 100 años de historia.
Fotos: Hemeroteca Diario de Cádiz
CREACIÓN FICHA: 10/04/2007
ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN: 10/04/2007
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